miércoles, 3 de diciembre de 2014

3 Diciembre 1702 Francisco Piquer funda el Monte de Piedad

Exactamente, el 3 de diciembre de 1702 es la fecha concreta del nacimiento de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid. Su actividad comenzó mediante el depósito de reales de plata que serían el capital inicial. Dicho Monte fue el germen del resto de montes de piedad existentes en España.

Monte de Piedad de Madrid hacia 1920

La historia de los “monti di pietá” se inició en Italia (Perusa, Mantua, Savona y Florencia son las primeras ciudades en disponer de los montes, todas ellas en el s. XV) y fue el inicio de la lucha contra la usura debido a los intereses desmesurados y deshonestos de los préstamos existentes que podían llegar hasta el 200% del crédito inicial. De este modo, y gracias a la labor del Padre Piquer, las personas más humildes de la época como labriegos o pequeños artesanos podían acceder al crédito sin hacer frente a los intereses exorbitantes.

Plaza de las Descalzas hacia 1920

Por tanto, el mecanismo del préstamo es muy sencillo. Se trata de un ‘crédito prendario o pignoraticio’, en el que la garantía que el prestatario entrega al prestamista para que éste desembolse el dinero es una "prenda", a saber, un objeto mueble de valor similar a los fondos liberados, el cual queda depositado como garantía de que la deuda será repuesta. Si el prestatario no realiza la devolución en el plazo acordado, la prenda se vende o se subasta, para que la entidad recupere el crédito otorgado.

Vista del Convento de las Descalzas Reales hacia 1758

En este sentido y para mantener en funcionamiento esta actividad, el Concilio de Letrán de 1515 aprobó que se pueda añadir un pequeño interés en el préstamo. Por su parte, los fondos para desarrollar la actividad, solían provenir de alguna de estas tres fuentes: el gobierno de las ciudades donde estaba localizado el monte, aportaciones privadas o colectas.
Los Montes de Piedad se irían propagando por toda Europa y hasta el Concilio de Trento (1545-63) proclamaría el carácter benéfico de los Montes de Piedad; un respaldo a la inspiración benéfico/religiosa de su funcionamiento que, además, fomentaría el nacimiento de las cajas de ahorro, surgidas al abrigo de los Montes de Piedad. Las cajas, que irían absorbiendo las actividades de estos últimos, buscaban además fomentar el ahorro entre las clases más humildes.

Portada de Pedro de Ribera hacia 1733

En España, las cajas de ahorros nacen con retraso con respecto a otros países europeos y, fundamentalmente, unidas a los Montes de Piedad ya existentes o surgidos al mismo tiempo. El precedente son los Pósitos, que adquieren su apogeo en los siglos XVII y XVIII por medio de su actividad principal: hacer acopio de cereales para darlos en préstamo a los agricultores en etapas de mala cosecha o penuria; eso sí, con unos intereses pequeños.
Se habla de precursores como el Monte de Piedad de Dueñas (1550), creado en Dueñas (Palencia) por Fabrique de Acuña, conde de Buendía; o el Monte de Piedad de San Francisco, que nació en Cuéllar (Segovia), en 1636, por Agustín de Daza, secretario de Felipe II.

FRANCISCO PIQUER RODILLA
Hijo de José Piquer y de Úrsula Rodilla, era el menor de cuatro hermanos, Pedro José, Miguel y Juana. Su padre falleció un año después de nacimiento. Este hecho quizá trajo dificultades económicas a la familia y orientó la carrera del hijo menor, algo muy frecuente por entonces. Después de los estudios preliminares, ingresó en el Seminario de Teruel. Su madre falleció en 1693, un año antes de que obtuviera la plaza de capellán cantor en la capilla del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.

En 1888 y por iniciativa del Consejo de Administración de la Caja de Ahorros que presidía Braulio Antón Ramírez, se convocó un concurso para realizar unas esculturas en recuerdo de sus fundadores, Francisco Piquer y el Marqués de Pontejos.
Se presentaron diez proyectos que ganó José Alcoverro y Amorós por el que cobró 20.000 pesetas; se realizó el modelo en yeso y posteriormente se trasladó a Barcelona para su fundición en los talleres de la empresa Masriera y Cª.
Al año siguiente, en 1889, se convocó un nuevo concurso para la realización del pedestal, que ganó Joaquín Cifuentes y Noguera por un importe de 15.000 pesetas. El pedestal se componía de un cuerpo central prismático cuadrangular, rematado por molduras cóncavo-convexas y en el frente llevaba un relieve alusivo a la Fundación del Monte de Piedad y en la parte posterior una inscripción; sobre ella había una caja a modo de cepillo y en los laterales inscripciones de la fecha en que se abrió la el Monte de Piedad y la de la inauguración.
Una vez ejecutada la estatua estuvo bastante tiempo almacenada debido a que el Ayuntamiento tuvo que trasladar la fuente allí existente;  los gastos del traslado corrieron a cargo de la Institución.
La estatua se inauguró en 1892, junto con la del Pontejos . Se instalaron inicialmente en el centro de la plaza, donde estuvieron hasta 1966, fecha en la que al remodelarse la zona por las obras del aparcamiento subterráneo, se trasladaron a ambos lados de la portada original barroca de Pedro de Ribera, en el acceso actual a Caja Madrid por la plaza de las Descalzas.
En éste traslado el pedestal original desapareció y se sustituyó por uno muy simple de dos cuerpos y realizado en granito.
Actualmente las estatuas han vuelto a cambiar su ubicación y se han instalado en uno de los laterales de la plaza; el pedestal se ha sustituido por otro nuevo también de granito.
José Alcoverro y Amorós, escultor catalán, fue discípulo de José Piquer. Participó desde 1867 en numerosas Exposiciones Nacionales; en la realizada en 1895 obtuvo la Primera Medalla con la estatua de “San Isidoro”, actualmente en la Biblioteca Nacional. 
La Academia de Bellas Artes de San Fernando aprobó, en 1892, su proyecto para realizar las estatuas de “Alonso de Berruguete” y “Alfonso X el Sabio”, para la decoración exterior de la Biblioteca Nacional, y también colaboró en el Monumento a Alfonso XII  en El Retiro.

Detalle

El 16 de febrero de 1694, el rey Carlos II firmó la provisión que le otorgaba el cargo de capellán cantor contralto en el convento de las Señoras Reales Franciscas Descalzas. Una vez en Madrid se instaló en uno de los cuartos del Hospital de la Misericordia. Durante ese período ejerció su oficio de músico y estableció relaciones que le ayudarían en su obra posterior. Muy probablemente su presencia en un convento de la Orden Franciscana le diera a conocer la actividad contra la usura desarrollada por los montes de piedad de la orden en Italia. Fue admitido en la Real Congregación de Nuestra Señora del Milagro, hermandad de capellanes y ministros de la fundación, en la que en 1697 ya desempeñaba funciones. Al poco acogió a sus sobrinos Miguel y Pedro, que desempeñarían importantes papeles en el Monte.

Antigua localización de la estatua de Francisco Piquer hasta 1966

Entre 1702 y 1706 sufrió dos enfermedades importantes: una erisipela que casi le causa la gangrena de una pierna, y una ronquera que le duró casi seis meses. El 30 de abril de 1715 fue nombrado contralto de la Real Capilla. El cargo llevaba aparejado un sueldo de 500 ducados que le ayudaban a mantener los gastos ocasionados por el Monte. El 28 de julio de 1738 se le concedió seguir disfrutando de su jubilación.

Estatua de Francisco Piquer en la Plaza de las Descalzas

Falleció en Madrid el 13 de septiembre de 1739, siendo enterrado en el claustro de las Descalzas bajo la imagen de Nuestra Señora del Pilar, aunque había solicitado antes permiso para ser enterrado en la capilla de Nuestra Señora del Monte de Piedad.

Fuente del Padre Piquer en Aluche

En la plaza de las Descalzas de Madrid, frente al monasterio de las Descalzas Reales del que fuera capellán, hay una estatua, realizada en 1889 por José Alcoverro, en recuerdo de su obra. Una calle situada en el barrio madrileño de Aluche lleva su nombre: la avenida del Padre Piquer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario