viernes, 19 de diciembre de 2014

19 Diciembre 1891 se inaugura la estatua de Don Álvaro de Bazán en la Plaza de la Villa

Plaza de la Villa con Estatua de Don Álvaro de Bazán en el centro

Historia del Monumento

Vista frontal

Con motivo del tercer centenario de su muerte se creó una comisión organizadora de actos para homenajear al marino, con el apoyo de la reina y se propuso la realización de una estatua. Para recaudar los fondos necesarios se organizó un concierto en el Teatro de la Zarzuela y se abrió una suscripción pública que alcanzó la suma de 62.500 pesetas.


Aspecto de la plaza a finales del siglo XIX


La comisión eligió el proyecto presentado por Mariano Benlliure, quien realizó la estatua en Roma en 1888, donde estaba pensionado por la Academia. Se inspiró en la estatua de bronce de Carlos V, obra de León Leoni, del Museo del Prado. El pedestal es obra también de Benlliure y del arquitecto Miguel Aguado; originalmente tenía una decoración en bronce a base de delfines, anclas y atributos marinos que en la actualidad ha desaparecido.


La plaza en 1930


Se eligió la plaza de la Villa, por su situación céntrica y por su tamaño, ya que al ser de pequeñas dimensiones,  resaltaría más la figura del homenajeado. Se puso la primera piedra el 4 de mayo de 1891 y se depositó en la base del pedestal una arqueta de plomo con monedas de la época, periódicos del día y el acta. La inauguración oficial tuvo lugar el 19 de diciembre de 1891 con asistencia de la reina regente, Mª Cristina, la infanta Isabel, Cánovas de Castillo y miembros del Gobierno.


Mariano Benlliure y Gil por Moret


Sobre el autor...

Mariano Benlliure y Gil está considerado como uno de los escultores más importantes del arte español de finales del XIX y principios del XX; estudió en Roma pensionado por la Diputación de Valencia y participó en numerosas Exposiciones tanto nacionales como internacionales en las que obtuvo numerosos galardones, destacando en 1900 la Medalla de Honor en la Exposición de París, junto a Sorolla y Blay. En 1901 fue nombrado Académico de San Fernando y un año más tarde Director de la Academia Española en Roma. En 1903 se instala en Madrid, convirtiéndose en el escultor “oficial” de la época trabajando en innumerables encargos oficiales. Entre 1917 y 1931 fue Director del Museo Nacional de Arte Moderno.


Descripción Formal del Monumento

Figura completa del militar vestido con media armadura. En la mano derecha lleva la bengala de general; la mano izquierda la apoya en la empuñadura de su espada. Aparece pisando una bandera turca y, al lado, un yelmo en clara alusión a sus victorias contra los turcos.



Benlliure representó al militar en edad madura, con gesto enérgico, con barba y bigote. La figura no aparece de frente sino que mira hacia a la izquierda; su pierna derecha está doblada, a modo de contraposto, lo que da movimiento a la figura.
Es en la vestimenta donde Benlliure pudo expresar su gran maestría: el traje está muy trabajado con relieves, donde casi pueden apreciarse las diferentes calidades de las telas. Cruza el pecho una banda con la cruz de Santiago.



Lope de Vega escribió las redondillas de la lápida posterior, que aluden a sus victorias navales y a su título: EL FIERO TURCO EN LEPANTO / EN LA TERCERA EL FRANCÉS / EN TODO EL MAR EL INGLÉS / TUVIERON QUE VERME ESPANTO. / REY SERVIDO Y PATRIA HONRADA / DIRÁN MEJOR QUIÉN HE SIDO / POR LA CRUZ DE MI APELLIDO / Y CON LA CRUZ DE MI ESPADA. / MDCCCXCI.



Está firmado y fechado en el lateral derecho: 1891 / M. Benlliure, mientras en el lado izquierdo aparece en bronce el sello de la Fundición: FOND. Crescenzi. Roma.





Don Álvaro de Bazán, I Marqués de Santa Cruz

Álvaro de Bazán

Descendiente de Íñigo López, hermano de Lope Iñiguez, V señor de Vizcaya, la familia Bazán tenía ascendencia navarra. Ya en el siglo XIV, Juan González de Bazán se instala en Castilla y es nombrado por Enrique II su Camarero Mayor, recibiendo varias villas en tierras de Valladolid. El linaje Bazán seguirá sirviendo a los reyes de Castilla y a finales del siglo XV estará ya emparentado con lo más granado de la nobleza castellana.
Su abuelo, también llamado Álvaro de Bazán, sirvió a los Reyes Católicos, siendo Capitán General en la Guerra de Granada. En 1487 conquistó la villa de Fiñana que le fue concedida como señorío y además recibió el cargo de mayordomo de la encomienda de Castroverde.
Su padre, Álvaro de Bazán “el Viejo” se convertiría en un gran marino. En la Guerra de las Comunidades de Castilla levantará una hueste a su costa. En 1526 sustituye a Juan de Velasco en el cargo de general de galeras de España. Entre otras acciones militares, Bazán “el Viejo” se destacó por la toma de One en Tremecén y su participación en la Jornada de Túnez, junto a Carlos I. Nombrado capitán general del Mar Océano, derrota a los franceses en la batalla naval de Muros.

Jornada de Túnez

Primeros años

Álvaro de Bazán nació en Granada (en la actual confluencia de la calle Reyes Católicos y Gran Vía, donde se abre la Plaza de Isabel la Católica) donde se encontraba destinado su padre, quien ese mismo año toma posesión como Capitán General de las Galeras de España. Su madre, Ana de Guzmán, es descendiente inmediata del conde de Teba y marqués de Ardales.
A fin de que su hijo se inicie en la vida social a tenor de su alcurnia, Álvaro de Bazán “el Viejo” solicita a Carlos I un hábito de Santiago cuando contaba menos de tres años. El emperador concedió la petición en una cédula especial dictada en Toledo en 1529.

Escudo de Armas de Don Álvaro de Bazán y Guzmán

Otra cédula expedida en Madrid en marzo de 1535 le nombró “Alcaide del Castillo de Gibraltar “ con solo ocho años. Con este nombramiento se pretende premiar los actos de su familia e incentivar los deseos del niño de emular a su padre en el servicio de Carlos I. Así el emperador indicaba:
”Acatando vuestra suficiencia y habilidad y los muchos y leales servicios que el dicho vuestro padre nos ha hecho y esperamos que vos nos haréis ”

Su ayo fue Pedro González de Simancas, que le proporcionó una instrucción humanística muy esmerada y le hizo tener en gran estima a poetas y humanistas, a los que siempre protegió y de los que fue mecenas.Con 9 años corría por la cubierta de la nave capitana de su padre haciendo así su aprendizaje náutico. Tuvo por tanto desde bien pequeño oportunidad de establecer contacto con un ambiente marinero.

En 1538 acompaña por primera vez a su padre en una de sus expediciones, aunque se desconocen los detalles del itinerario. Junto a su padre adquirirá experiencia y práctica sobre las maniobras marineras. A los 17 años se traslada a Santander con su padre, donde toma conocimiento de la tradición marinera del norte con sus distintos modelos de naves.
Participa junto a su padre en la batalla de Muros (1544) en la costa gallega, que termina con una rotunda victoria española que causó en los franceses 3000 bajas. Tras la victoria, su padre le concede el mando de la escuadra mientras él se dirige a Santiago de Compostela en acción de gracias y después a Valladolid a informar de la victoria al príncipe Felipe.

Galeón español

Todavía en el reinado de Carlos I consigue el mando de una armada independiente, cuya misión es guardar las costas meridionales de España y proteger la llegada de la Flota de las Indias.
Gracias a este mando se tendrá que enfrentar a los corsarios franceses e ingleses y a los piratas berberiscos que operan desde sus bases atlánticas.
A los 24 años, el 19 de marzo de 1550 contrae matrimonio con Juana de Bazán y Zúñiga, hija de los condes de Miranda, teniendo como descendencia cuatro hijas y un hijo, Álvaro II de Bazán.
En 1554 es nombrado capitán general de la Armada con solo 28 años.

Antiguo Reino de Fez

En 1556 realiza una arriesgada acción frente al cabo de Aguer, rindiendo dos barcos ingleses que llevaban armas y municiones a Fez.

Acciones en el Mediterráneo


Tras el desastre de Los Gelves, en el que no participa, acude con sus galeras en apoyo a las guarniciones de Orán y Mazalquivir, salvando las plazas de caer en manos berberiscas.
En estos tiempos Badis y el peñón de Vélez de la Gomera se habían convertido en un nido de piratas turcos y berberiscos. El 23 de julio de 1563 zarpó de Málaga una flota compuesta por 50 galeras bajo el mando de Sancho de Leyva. Se efectuó un desembarco en la costa próxima al peñón de forma un tanto desorganizada y tras algunas escaramuzas, Sancho de Leyva consideró prudente ordenar la retirada. Casi todos los oficiales apoyaron su opinión, pero no así Álvaro de Bazán, quien observó que abandonar sería ir contra las órdenes del rey y daría moral a los berberiscos y turcos. A pesar de todo, Sancho de Leyva ordenó el reembarco de las tropas. A principios de agosto la armada estaba de vuelta en Málaga.

Fortaleza de Vélez de la Gomera

Tras la marcha, los piratas volvieron a atacar las costas españolas con más insistencia, por lo que Felipe II insistió en la necesidad de tomar Vélez de la Gomera. Pasado un año se emprendió de nuevo el intento. En esta ocasión la flota tenía 100 navíos bajo el mando de García Álvarez de Toledo y Osorio, quien contó con Álvaro de Bazán como lugarteniente . La flota zarpó de Málaga el 29 de agosto de 1564 y la empresa fue un total éxito, quedando el 6 de septiembre en manos españolas en un combate que causó pocas bajas a las tropas españolas.
El Imperio Otomano intentó dar un golpe de mano tomando Malta, con la intención de que le sirviese de base para la posterior conquista de Sicilia. La resistencia heroica de los malteses detuvo a la formidable flota de Piali Pachá. El socorro de la plaza por las tropas españolas fue mérito casi exclusivo de Álvaro de Bazán, quien siguió adelante con la empresa de apoyo a pesar de la reticencia de gran parte de la corte de Felipe II.

Sitio de Malta

En 1566 fue nombrado Capitán General de las Galeras de Nápoles y poco después, el 19 de octubre de 1569 , Felipe II le concede el título de Marqués de Santa Cruz por sus méritos, aunque se cuenta que ganó el título cuando el rey se compadeció de él al verlo estar al sol y le mandó cubrirse, y al agradecérselo aquél, el monarca le dijo: «por el sol, Señor marqués, por el sol».
Durante estos años se dedicó a patrullar las costas italianas, reduciendo notablemente los ataques corsarios.

La batalla de Lepanto


En 1570 todo parecía confluir para que se produjera un choque entre las potencias cristianas y el Imperio otomano.
Por un lado, el poder del sultán turco era cada vez mayor en el norte de África, lo que representaba una amenaza para el Imperio español, por cuanto hacía posible un desembarco otomano en la Península Ibérica en ayuda de los moriscos hispanos.
Por otra parte, la invasión de Chipre por las tropas de Selim II llevó a Venecia a decantarse por la acción.

La Batalla de Lepanto por Paolo Veronese

El 25 de mayo de 1571 se firman en Roma las capitulaciones de la Santa Liga que unió al Imperio Español, el Papado, la Serenísima República de Venecia, el Gran Ducado de Toscana, la República de Génova y el Ducado de Saboya. La Santa Liga tenía como fin la destrucción de las fuerzas de los turcos, que eran declarados enemigos comunes y quedaban dentro del ámbito de la acción TúnezArgel y Trípoli.
Se nombran tres comandantes. Por el Papado Marco Antonio Colonna, Venecia a Sebastián Veniero y por el Imperio español a Don Juan de Austria, quien ostentaría el mando militar supremo de la Santa Liga.
La flota reunida por la Santa Liga estaba compuesta por 207 galeras, seis galeazas y 76 buques ligeros.
Álvaro de Bazán se unió con las 30 galeras de la Escuadra de Nápoles el 5 de septiembre de 1571. Desde el principio dio muestras de prudencia en sus consejos y se convirtió en uno de los más eficaces colaboradores de Don Juan de Austria a quien que buscase sin demora un enfrentamiento contra el enemigo porque comenzaban a surgir roces entre los aliados.

Representación de la batalla

Durante la navegación desde Mesina hasta Lepanto, Álvaro de Bazán tiene como misión dirigir el cuerpo de retaguardia de la armada, recogiendo a las galeras que se quedasen atrás para que no se perdiese ninguna.
En el orden de combate Don Juan de Austria le da a Álvaro de Bazán la misión de hacerse cargo de la retaguardia para socorrer aquellas zonas donde existiese más peligro para la armada cristiana. Para esta tarea se le asignan 30 galeras, más una agrupación de embarcaciones menores.
El 7 de octubre de 1571 tuvo lugar la batalla de Lepanto. Su escuadra queda a media milla, por la popa, de la línea de frente.

Fresco de la batalla en el Museo del Vaticano

Álvaro de Bazán fue responsable de que la flota cristiana partiese muy de mañana y formara quince millas afuera del golfo de Patras. Al comenzar el combate, Agostino Barbarigo, quien se encuentra al mando del ala izquierda cristiana, se separa de la formación, dejando un canal libre por el que la flota otomana podía amenazar la formación cristiana por el flanco.
El ala otomana mandada por Mohamed Sirocco intenta envolver a Barbarigo, pero Álvaro de Bazán envía 10 galeras, bajo el mando de Martín de Padilla que decide la situación en el flanco izquierdo, ya que los barcos otomanos quedan encerrados en una pinza y empujados contra la costa.

La Virgen del Rosario protegiendo las naves españolas

En el centro de la batalla, la galera La Real, nave capitana de Don Juan de Austria, se abalanza contra la nave capitana turca de Alí Bajá, La Sultana y ambas naves se enzarzaron en un combate cerrado. Marco Antonio Colonna apoya a la nave de Don Juan de Austria, situándose a la retaguardia de La Sultana y aislándola de socorro y refuerzo.
Álvaro de Bazán envía 10 galeras y un grupo de fragatas y bergantines para apoyar el éxito que puede suponer la captura de la nave capitana otomana. Como resultado de este refuerzo, el centro otomano queda totalmente deshecho.
En el flanco derecho cristiano las cosas siguen un rumbo distinto. Juan Andrea Doria queda retrasado con respecto al resto de la formación cristiana y Uluj Alí sobrepasa la retaguardia del genovés y se dirige al centro del combate. Doria va tras él intentando darle alcance pero no puede detener su avance. Uluj Alí ataca a varias galeras de la Orden de Malta pero Álvaro de Bazán en persona, con las diez galeras que quedaban en retaguardia, puede salvar la situación y obligar a Uluj Alí a emprender la retirada.

Felipe II, después de la Victoria de Lepanto, ofrece al cielo al príncipe don Fernando. 1573-75. Tiziano

Álvaro de Bazán fue el hombre clave en la victoria de Lepanto, sus órdenes salvaron la situación de la flota cristiana en tres momentos críticos y actuó en cada momento de la forma correcta maximizando los pocos recursos que tenía.
Tras la Batalla de Lepanto, Don Álvaro de Bazán participó en la ofensiva que Don Juan de Austria dirigió con éxito sobre Túnez.
En diciembre de 1576 es nombrado Capitán General de las Galeras de España.

La campaña de Portugal


Al morir Sebastián I de Portugal en 1578 sin descendencia, heredó el trono el cardenal Don Enrique, único hijo vivo de Manuel I de Portugal. En 1580 don Enrique I de Portugal falleció sin descendencia quedando vacante el trono de Portugal.
Es entonces cuando Felipe II de España ve llegado el momento de completar la unidad de los países ibéricos, ya que cree que le apoya el derecho por herencia de su madre Isabel de Portugal y por tanto nieto de Manuel I de Portugal.
A este objetivo se oponen Antonio, prior de Crato, quien creía ser el heredero, y las reinas Catalina de Médicis, regente de Enrique III de Francia e Isabel I de Inglaterra.
La candidatura de Felipe II al trono portugués recibe el apoyo de la burguesía comerciante y financiera y la nobleza portuguesa, así como del alto clero, pero el pueblo llano y el bajo clero tienen unos sentimientos claramente anticastellanos.
Mal armada y peor instruida, la hueste seguidora del pretendiente no supone ningún obstáculo para los tercios españoles de Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, que marchan por tierra sobre Lisboa, y para la armada de Álvaro de Bazán, que penetra en el estuario del río Tajo neutralizando a la fuerza naval adicta al prior de Crato.
Felipe II entró triunfante en Lisboa y fue proclamado rey de Portugal en las Cortes de Tomar en 1581.
Don Antonio tuvo que escapar al norte y sin apoyo huyó a Inglaterra y después a Francia.

Don Antonio, prior de Crato

Todos los territorios portugueses acataron el nombramiento de Felipe como rey de Portugal menos una estratégica isla en el archipiélago de las islas Azores, la isla Terceira. La isla tenía un gran valor estratégico porque podía convertirse en un nido de piratas y porque por el régimen de vientos en el Atlántico hacía que todos los buques españoles que realizaban la “Carrera de las Indias” y los buques portugueses que regresaban de las “Indias Orientales” tuvieran que pasar por las islas Azores.
Francia e Inglaterra enviaron sumas de dinero, tropas y navíos para apoyar la causa de Don Antonio, pero oficialmente no actuaban por cuenta de sus países, sino por cuenta propia, para no empeorar sus relaciones con España. Felipe II intenta convencer al gobernador de la isla Terceira que acepte su soberanía pero éste se niega debido, entre otros motivos, a la llegada a ella de una pequeña escuadra francesa con 500 hombres de armas y cartas acreditadas por el pretendiente prometiendo la ayuda de una poderosa escuadra y tropas al mando del condotiero Felipe Strozzi.
Felipe II envía a Pedro Valdés con cuatro naos grandes para proteger la flota de las Indias pero, por su cuenta y sin tener órdenes para ello, intenta tomar la isla Terceira y es derrotado en la batalla de Salga (1581).

La batalla de la Isla Terceira


Felipe II comenzó los preparativos para reunir una escuadra potente para la siguiente campaña y ponerla bajo el mando de Álvaro de Bazán, quien debía ocuparse de todo lo necesario. Reúne una armada de sesenta naosgruesas, más otras veinte ligeras, llevando además barcas chatas que sirviesen para facilitar el desembarco en la isla de 10 000 soldados.
Los partidarios de Don Antonio no se habían mantenido inactivos y habían erigido en la isla cincuenta fuertes artillados y se estaba construyendo en Francia una escuadra que se pondría al mando de Felipe Strozzi.

Batalla Naval con galeones

La flota francesa zarpa el 16 de junio de Belle Isle y tras un mes de navegación fondea en la isla de San Miguel, creyendo que era la isla de Santa María. Felipe Strozzi desembarca con 1200 hombres e intenta tomar el fuerte de Punta Delgada, pero no puede rendir la plaza y debe reembarcarse porque Álvaro de Bazán se acerca con su armada.
Sabiendo de la partida de Felipe Strozzi, Álvaro de Bazán había salido de Lisboa el 6 de julio hacia la isla de San Miguel con la intención de interceptar a la armada de Strozzi. Bazán parte sin esperar las 20 naos y 12 galeras que se encontraban en Cádiz. Una fuerte tormenta hace que la nao Anunciada tenga que regresar a Lisboa con parte de la tropa, por lo que Álvaro de Bazán se enfrentará a Strozzi con dos galeones del rey –San Martín y San Mateo-, 15 naos y 8 urcas, en total 25 naves de guerra con 4500 soldados de infantería embarcada.

Felipe Strozzi

Felipe Strozzi cuenta con una flota de 60 galeones más ligeros que los españoles y urcas con 7000 soldados.
Desde el 22 de julio ambas escuadras maniobran buscando ventaja sobre el contrario. Incluso el día 23 tienen una escaramuza en la que la flota francesa lleva la peor parte. Pero el choque definitivo tendrá lugar el 26 de julio. Ambas escuadras se avistan a 18 millas al sur de la isla de San Miguel, separadas 3 millas entre sí. Álvaro de Bazán intercala en su línea de combate las naves más poderosas con las más ligeras, con el pensamiento de que las naves más pesadas sostengan el combate mientras las más maniobrables las apoyen.
La escuadra francesa tiene todo a favor: el viento y el sol pero no existe entre las tropas francesas un espíritu combativo. El combate empieza con el avance de las naves de vanguardia francesas contra el galeón San Mateo”. Cuatro naves la rodean impidiendo la llegada de ayuda al galeón español. Sin embargo, el San Mateo fuertemente artillado responde a los ataques y resiste durante dos horas el acoso de sus atacantes.
Entretanto Álvaro de Bazán ha ganado barlovento con el San Martín y otros siete buques. La potencia de fuego del San Martín hace que varios bajeles franceses se retiren dejando al descubierto los barcos gobernados por Felipe Strozzi y el duque de Brissac, que son abordados por las naos Juana y María, pero otras naves francesas se lanzan a la batalla formándose un combate cuerpo a cuerpo con toda clase de armas.
La nao Concepción se incrusta entre el San Mateo y el buque de Stozzi descargando un mortífero fuego. Mientras Álvaro de Bazán maniobra para ir eliminando a los buques enemigos e ir aliviando a las naves que se encuentran más apuradas. En esta situación, Brissac abandona la batalla dejando solo a Felipe Strozzi que da la señal de retirada pero se ve atacado por ambos flancos por el San Martín y la nao Catalina, teniendo que rendirse. La rendición del buque insignia es la señal para que todas las naves francesas inicien la huida.

Galeón español

La batalla de la Isla Terceira termina con la victoria española. Las tropas de Álvaro de Bazán han sufrido 224 bajas y 533 heridos, siendo la nao María y el galeón San Mateo con 45 y 40 muertos y 52 y 74 heridos los que más bajas han sufrido. Las bajas francesas ascienden a entre 1200 y 1500 muertos perdiendo 10 buques (2 incendiados, 4 hundidos y 4 abandonados).
Tras la batalla se dirige a la isla de San Miguel para reparar las averías de sus barcos, hospitalizar a los heridos y juzgar en consejo de guerra a los prisioneros.
En el consejo de guerra se acusó a los prisioneros franceses de piratas, pues habían combatido bajo bandera francesa sin estar esta nación en guerra con España. La defensa recusó argumentando que existía una guerra secreta entre España y Francia, pero Álvaro de Bazán no admitió tal justificación y dio por falsas las patentes que presentaban los prisioneros y ateniéndose a las instrucciones que había recibido de Felipe II y de Enrique III de Francia, quien había accedido a que todo pirata, aunque fuera de origen francés, fuera condenado a muerte, firmó la sentencia a muerte por la que los prisioneros morirían: degollados los señores y caballeros y ahorcados los marineros y soldados. La sentencia se cumplió el 1 de agosto de 1582 en la plaza de Villaflanca.

La conquista de la isla Terceira


Felipe II confiaba en que Álvaro de Bazán desembarcara en la isla Terceira, si bien consideraba más importante la seguridad de la flota de Indias. Álvaro de Bazán no llegó a realizar el desembarco por diversas razones. En primer lugar, carecía de medios para lanzar una ofensiva. Segundo, debía dar seguridad a la flota de Indias y, por último, un temporal le convenció de lo inoportuno de efectuar cualquier operación de desembarco.
Felipe, tras volver a intentar convencer al gobernador de la isla de que aceptara su soberanía, ordena a Álvaro de Bazán que organice una nueva escuadra el 10 de febrero de 1583 con el objetivo de tomar la isla. Francia e Inglaterra mandan otra armada, puesta bajo el mando de Aymar de Chaste y que cuenta con 15 buques y 1000 soldados, en ayuda de la isla.
El 23 de junio zarpa la flota que cuenta con 93 embarcaciones y más de 8000 soldados y llega a la isla Terceira entre los días 23 y 24 de julio. Apenas fondeada la armada, se envía a un emisario para requerir la paz, prometiendo salida libre a los extranjeros con armas, banderas y equipajes, pero el embajador es recibido por fuego de arcabucería salvando la vida de casualidad.

Desembarco de los Tercios en la Isla Terceira

Tras comprobar la imposibilidad de alcanzar la paz, se busca en la isla el lugar donde el desembarco se pueda realizar con mayor efectividad, encontrándose una zona conocida como cala de las Molas, que finalmente es la elegida.
La madrugada del 26 de julio empieza la operación anfibia. Mientras varias embarcaciones se dirigen a bombardear los fuertes cercanos, para fijar las tropas allí estacionadas, comienza un fuerte fuego artillero contra las posiciones de tierra y las barcas de desembarco se acercan a tierra. Los primeros en llegar a tierra son el alférez Francisco de la Rúa, el capitán Luis de Guevara y el soldado Rodrigo de Cervantes (hermano de Miguel de Cervantes).
Las tropas españolas atacan las trincheras que defienden la playa y rápidamente desalojan a las tropas franco-portuguesas. Desde Praia da Vitória y otros fuertes acuden fuerzas enemigas, pero los españoles toman posiciones fuertes que permiten interceptar los refuerzos que son mandados desde Angra do Heroísmo.
Llegados finalmente a tierra Álvaro de Bazán y Lope de Figueroa se toman medidas para conquistar el fuerte de San Sebastián. Todo el día 26 fue necesario para tomar la villa y la tropa española tuvo unas bajas de 70 muertos y 300 heridos.
Al día siguiente, Álvaro de Bazán dirige sus tropas contra Angra do Heroísmo mientras ordena a la flota que ataque a las naves fondeadas en la bahía. La ciudad y la bahía son ocupadas con facilidad por las fuerzas españolas mientras los franceses se internan en la isla para preparar una desesperada resistencia que no tiene ningún éxito.

Preparación de la invasión de Inglaterra


Todavía se encontraba Álvaro de Bazán en las Azores cuando envió a Felipe II su primera propuesta de ataque a Inglaterra que fue rechazada.
A partir de su regreso a Lisboa, el 2 de marzo de 1585 , Álvaro de Bazán desempeñó su cargo de Capitán General del Mar Océano y la Capitanía General de la gente de guerra de Portugal gozando de amplias facultades.
En abril de 1585 se supo en España de la preparación de una expedición por parte de Francis Drake que podría tener como destino Portugal o América.
Álvaro de Bazán propuso el 30 de abril la creación de una escuadra consistente en 40 navíos con más de 2000 hombres de mar y 3000 soldados . Estas medidas fueron incrementadas con el arresto de naves de Inglaterra, Alemania y otros países que se encontraban en puertos españoles.

La Armada Invencible

Al finalizar el Sitio de Amberes por parte de Alejandro Farnesio, toda la fachada atlántica hasta Dinamarca podía convertirse en hostil para Inglaterra, por lo que envió más ayuda a las fuerzas rebeldes en los Países Bajos. Ante la hostilidad inglesa, Felipe II decidió iniciar los preparativos para intervenir en Inglaterra. Álvaro de Bazán, que no había sido consultado, hizo llegar a Felipe II el 13 de enero de 1586 una propuesta de conquista para Inglaterra instando al monarca a tomar la ofensiva.
El 26 de enero de 1586 se le ordenó a Álvaro de Bazán preparar una escuadra para proteger Galicia, Portugal y Vizcaya del acoso corsario. La incursión de Drake en Cádiz y otros contratiempos retrasaron la formación de la armada. Durante estos meses, que serían los últimos de su vida, Álvaro de Bazán se entregó plenamente a formar una armada capaz de realizar la tarea que se le había encomendado.
Felipe II terminó impacientándose por la tardanza en la formación de la flota que debía invadir Inglaterra y se dirigió a Álvaro de Bazán en términos muy duros, puesto que debido a intrigas y desavenencias se había convencido Felipe II de que Álvaro de Bazán retrasaba injustificadamente el momento de hacerse a la mar. Si bien no existe constancia de la causa por la que retrasó su partida, parece deducirse su descontento y su falta de confianza en los medios que habían sido puestos a su disposición.
Las desavenencias entre el rey y el almirante continuaron hasta que el 4 de febrero de 1588 es cesado de su mando de la armada, recibiendo la noticia en su lecho de muerte, ya que cinco días más tarde, el 9 de febrero de 1588, fallecería en Lisboa .

Viso del Marqués. Palacio del Marqués de Santa Cruz y Archivo General de la Marina

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