martes, 23 de diciembre de 2014

23 Diciembre 1948 Los terrenos de la Casa de Campo son transferidos del Municipio de Madrid al Estado

Vista del Teleférico desde la Casa de Campo


La Casa de Campo toma su nombre de los terrenos y el Palacete que compró Felipe II en 1562, que pasaron a ser la “casa de campo” de la realeza a partir de entonces, y hasta 1932, que pasó a ser parque público.

Desde ese momento la Casa de Campo se ha visto transformada por los distintos usos: zona de recreo para la Corte, coto de caza de la realeza, área de producción ganadera y agrícola, campo de batalla durante la guerra civil (aquí se dio la batalla de Garabitas), parque público, etc. 
  
Toda la historia que ha vivido este parque está patente en muchos aspectos actuales: su área, su distribución, la vegetación e incluso en algunas construcciones, aunque la mayoría de ellas fueron destruidas durante la guerra civil. 

Con esta entrada haremos un repaso por los hitos fundamentales de la Historia de la Casa de Campo.


Los Austrias

Cuando la capital de España se trasladó de Toledo a Madrid, Felipe II se instaló en el Alcázar, momento en el cual empezó a ampliar los espacios del mismo, desde las laderas del complejo residencial hasta los llanos y la vega del Manzanares.

También se propuso dotar al Alcázar de un bosque, para lo cual compró a la familia Vargas el Palacete, así como los terrenos colindantes y la huerta. Esta adquisición fue realizada en 1562, momento en el cual comienza la historia de la Casa de Campo como tal.

A partir de entonces se desarrollan los trabajos de acondicionamiento que transformarán la casa de campo de los Vargas en una villa-palacete de recreo, proyecto que dirige el arquitecto Juan Bautista de Toledo. En la fachada norte del Palacete se hicieron parterres y caminos de paseo y en la disposición de los jardines había una clara separación entre la huerta y la zona ornamental, medicinal o frutal.


"El Reservado de la Casa de Campo"(óleo del s.XVII atribuído a Felix Castello)


Cabe destacar la rehabilitación del entorno del palacete, por el jardinero italiano Jerónimo de Algora, que trabaja en el primer diseño en España que incorpora los criterios de jardín de estilo renacentista italiano, mezclado con elementos flamencos e islámicos, para dar lugar al clásico parterre geométrico español, con gran variedad de flores y especies vegetales. Representa una idea “manierista” de la naturaleza con: artificios a través de grutas, fuentes sorpresivas, juegos burlescos, mecánica lúdica, laberintos, formas caprichosas, arte topiaria, esculturas mitológicas, peces, faisanes y  francolines.

En este periodo también se inician las primeras obras de canalización y conducción de agua de los arroyos, para el riego de jardines; así como zanjas, presas y diques para las crecidas del río Manzanares. Se construyeron varios estanques artificiales, algunos de ellos navegables con pequeñas embarcaciones de recreo; junto con las canalizaciones necesarias para abastecerlos. Sucesivas compras de terrenos colindantes, efectuadas por Felipe II hasta 1583, conformaron el núcleo de la Casa de Campo.


Casa de Campo desde el Lago


Felipe II muere en 1598, sucediéndole su hijo Felipe III. Corría una época de estancamiento político y económico, además de una gran peste. Se trasladó la Corte a Valladolid (1600-1606). El rey muestra un cierto interés por la Casa de Campo instalando en los jardines del palacete su estatua ecuestre, que actualmente se encuentra en la Plaza Mayor de Madrid, pero la mayoría del presupuesto se lo llevaban los demás Reales Sitios (Aranjuez, El Pardo, etc.)

En tiempos de Felipe IV (1621-1665) y su Valido el Conde duque de Olivares, la finca alcanzó su máximo esplendor organizándose en ella representaciones dramáticas y fiestas, fastos en los que era frecuente agasajar a los invitados con paseos en góndolas o falúas traídas de Italia. Existen registros documentados (plano de Teixeira), en el que aparecen cinco lagos artificiales que se dedicaban además de a la navegación, a la pesca y a realizar espectáculos de patinaje sobre el hielo. Este hielo contribuyó a la financiación de la propia finca, arrendando su recogida a la “Casa de Arbitrios de la nieve” del Concejo de Madrid, que tenían en la Casa de Campo hasta cinco pozos de nieve en la llamada “Casa de la nieve”, cerca de la Ermita del Ángel.

Detalle del plano de Teixeira (1656) en el que se aprecia el Palacete de los Vargas, el Reservado y los antiguos lagos de la Casa de Campo


El sucesor de Felipe IV, fue su hijo Carlos II, pero durante su reinado no hubo ningún suceso destacable en la historia del Real Sitio de la Casa de Campo. 

A parte de su faceta de lugar lúdico, los monarcas del siglo XVII no mostraron un especial interés en la finca hasta la llegada de los Borbones, etapa en la que la finca sufrirá nuevas transformaciones. 


Los Borbones

Felipe V trajo para España una nueva influencia francesa e italiana, de manera que se pasa de los sobrios parterres de jardín español al jardín Barroco Francés, destacando los “broderies” a la francesa con predominio de las líneas curvas y dibujos florales. Además se construye la primera “Casa de Vacas”, un cuidado establo para las vacas que dan la leche y la manteca a los reyes. En 1744 se divide en Cuarteles para su mejor administración: San Fernando (de la Torrecilla), San Juan (Casa del Portillo), Santa Bárbara (Covatillas) y San José (Rodajos).

Felipe V muere en 1746, sucediéndole Fernando VI (1746-1759). En este año se nombra a la Casa de Campo como Real Bosque, se restringieron sus usos limitándose a los cinegéticos y pasando a convertirse en el coto de caza de mayor extensión de Europa. Se puede decir que durante el  reinado de Fernando VI se llega a la “Perfección de la Casa de Campo”, ya que el rey continuó ampliando la superficie de la posesión hacia el norte y el oeste, llegando a cuadruplicar su extensión respecto al periodo de los Austrias.


Ermita de San Pedro en la Casa de Campo


Durante el reinado de Carlos III (1759-1788) se da la época de máximo esplendor de la Casa de Campo y se produjeron las últimas adquisiciones territoriales. Este monarca influido por las ideas de la Ilustración utilizó la finca como zona de investigación agropecuaria; se experimentaron nuevos sistemas de cultivo y novedosos sistemas de riego, e investigaron la cría y mejora de especies animales. Lo sobresaliente de este reinado es el cambio de función: oficialmente era un sitio lúdico-recreativo y pasa a adquirir un carácter productivo-racionalista. Las actuaciones que se realizan van encaminadas hacia tres vertientes:

1. Construcción de edificios para la propia Comunidad: casas de labor, Ermita Auxiliar de Rodajos, Iglesia de la Torrecilla, renovación de la red viaria, encauzamiento del río, remodelación de los jardines, construcción del muro perimetral...

2. Remodelación de la Casa Palacio (1773) sin variar la planta del Palacio de los Vargas.

3. Levantamiento y reparación de edificios para la explotación: palomares, gallineros, establos, “Casa de Vacas”, Faisanera (1780), casa de guardas, canales, estanques, etc.

Hasta entonces los oficios religiosos se hacían en la capilla de la Casa-Palacio, por parte de los monjes del convento de San Gil, posteriormente los realiza el capellán que residía en la Casa Palacio. Con Carlos III se construye la Ermita Auxiliar de Rodajos (en la Puerta de Rodajos en 1768) y posteriormente la Iglesia de la Torrecilla(construida en 1788 en la zona de las actuales pistas de tenis), con culto a San Carlos Borromeo y a la Purísima Concepción, realizada por Francisco Sabatini. Esta iglesia quedó destruida durante la Guerra Civil, pero quedan algunas piezas en el Museo Municipal de Madrid.


Las obras de remodelación del Palacete comienzan en el año 1773, puesto que debido a las crecidas del río Manzanares, muchas de las dependencias estaban afectadas. Se enmascara la estructura del siglo XVI, conservándose únicamente el esquema de la planta.
Durante su reinado y dirigido por el arquitecto Francisco Sabatini, se construye un dique para el Manzanares además de cinco puentes sobre el Arroyo Meaques en 1782. El puente de mayor importancia que queda en la actualidad es el de la Culebra o Puente Estrecho. También hay que destacar la construcción del muro perimetral de la finca, que se trataba de un polígono irregular de 52 aristas y 16 kilómetros de largo, construido con ladrillo y piedra berroqueña, que fue prácticamente destruido durante la Guerra Civil, con varios accesos o puertas y acompañados de pequeñas edificaciones que albergaban al servicio de guardería.

Con Carlos IV se produce en la Casa de Campo una labor de urbanización, por la que se construyen avenidas, plazas y plazoletas que unen los principales edificios.


Dominación francesa

En la primavera de 1808 se cede el reino a Napoleón, que a su vez se lo cede a su hermano el rey de Nápoles, que reinará como José I (1808-1814). José I hizo una gran labor de restauración de los edificios existentes, que en esos momentos estaban muy descuidados: cocheras, caballerizas, etc.  José I temeroso de algún atentado, había fijado su residencia en el Palacio de los Vargas y necesitaba una vía de comunicación directa con el Palacio Real, donde se tomaban las grandes decisiones de Estado, así que encargó al arquitecto Juan de Villanueva que realizara un proyecto de conexión de ambos. Unió la fachada oeste del Palacio Real con la Casa de Campo, a través de un camino que, manteniendo en todo momento la línea recta, discurría por una avenida arbolada, un túnel de estilo neoclásico y un viaducto, hasta llegar a la Puerta del Río (también llamada del Rey), que él mismo diseñó como entrada principal de la citada zona forestal. 

En los pocos años de dominación francesa se destruyó la Iglesia de la Torrecilla. Los Fusilamientos del Dos de Mayo se piensa que se produjeron también en los muros de la Casa de Campo.


Segunda República

La Casa de Campo siguió siendo un parque cerrado, para uso y disfrute exclusivo de la corte hasta la instauración de la Segunda República. El 1 de mayo de 1931, apenas diecisiete días después de su proclamación, el ministro de Hacienda del gobierno provisional de la República, Indalecio Prieto, le hizo entrega al pueblo de Madrid, representado por su alcalde, Pedro Rico, de la Casa de Campo. Ese día, unos 300.000 madrileños acudieron al parque a celebrarlo, entrando en el recinto, hasta entonces cerrado, por primera vez.


 Cesión de la Casa de Campo al Ayuntamiento de Madrid, 1931.


 
Fuente de Neveros de 1933

Guerra Civil

Durante la Guerra Civil (1936-1939) la Casa de Campo fue frente de guerra durante casi toda la contienda, y aún son visibles restos de trincheras y bunkers. La línea del frente cruzaba la Casa de Campo desde el Puente de los Franceses y la Ciudad Universitaria, hasta la altura de la mitad del actual Paseo de Extremadura, continuando hacia el entonces municipio de Carabanchel Bajo. El cerro de Garabitas, ubicado en el interior del parque, fue la localización de posiciones artilleras que bombardeaban diariamente la ciudad de Madrid.


El lago de la Casa de Campo durante la Guerra Civil 


La Casa de Campo como Parque Público

En 1948, la propiedad del parque es cedida a Patrimonio Nacional (antiguas propiedades de la Corona), aunque el Ayuntamiento de Madrid disfruta del usufructo. Años más tarde, en 1952, la Casa de Campo se declara Monte de Utilidad Pública y se emprenden importantes repoblaciones con objeto de recuperar las áreas deforestadas.
Finalmente, el 5 de octubre de 1970 la propiedad del Parque queda registrada a nombre del Ayuntamiento de Madrid.


Plano de la Casa de Campo


Durante su historia abundan las concesiones: Servicio de Plantas Medicinales del Ministerio de Agricultura (1929), Real Sociedad Hípica Española (1941), Campamento del Frente de Juventudes (1942), canalización del Manzanares (1945), Venta del Batán y entidad "Nueva Plaza de Toros de Madrid y Toriles" (1950), etc. Posteriormente se han ido instalando en la Casa de Campo estructuras de recreo, reunión y feriales, como la Piscina Municipal, las pistas de tenis, el Parque de Atracciones, quioscos de bebidas, el Teleférico, el Parque Zoológico y el Recinto Ferial.


Paisaje de la Casa de Campo


Tras superar la influencia del desarrollo urbanístico y las concesiones territoriales, la Casa de Campo se consolida como un gran parque público de extensas zonas verdes para satisfacer las necesidades de ocio y recreo de la población.


"Arroyo de piedras" el el Huerto de la Partida



Naturaleza


Geología

La zona de la actual casa de Campo, como gran parte de la zona occidental de la Península Ibérica, se asienta sobre el macizo Hespérico, surgido en el precámbrico, aunque el sustrato del terreno empieza a formarse tras el surgimiento en el oligoceno del Sistema Central y el posterior arrastre, en el mioceno, de los detritosprocedentes de la erosión de las montañas del Guadarrama. Estos materiales ocupan toda la llanura hasta Madrid y en la Casa de Campo adquieren un espesor de 2.000 metros; muy permeables, son de grano más grueso en el norte y suroeste del parque y más fino en el centro y en la parte oriental.
Con el deshielo tras las glaciaciones del cuaternario, el Manzanares arrastró gran cantidad de sedimentos que formaron extensas terrazas en sus laderas, más antiguas cuanto más nos acercamos hacia el interior el parque. Arrastres posteriores del arroyo de Meaques forman la zona sureste del actual parque, dando lugar a un fértil sustrato donde posteriormente se construirán el Palacio de los Vargas y sus jardines y los actuales viveros. La zona también es rica en arcillas. Éstas eran consideradas de buena calidad para la manufactura de ladrillos y otras piezas de construcción, las cuales se cocían en hornos a pie de obra, como fue el caso en las construcciones llevadas a cabo en la posesión real.

Relieve e hidrografía

La Casa de Campo presenta un relieve ondulado de suaves colinas con varios valles de oeste a este, presentando un desnivel máximo de 110 metros, entre los 690 junto a la entrada de Somosaguas y los 580 junto al Manzanares. Entre medias hay varios cerros, siento el más alto el de Garabitas, con 679 msnm.

Lago

También son de destacar los manantiales, de los que hay varios en el recinto debido a los importantes acuíferos del subsuelo de toda la zona. Históricamente, el más destacable de estos manantiales fue el de la Fuente Mineral (o del Acero), con aguas ferruginosas recomendadas como reconstituyente. Para acceder a ella se expedían permisos a quien lo solicitara, pero en 1860 se canalizó hasta la valla de la posesión para que el pueblo pudiera disfrutar de sus aguas sin tener que entrar en el recinto real. A partir del siglo XIX, con la creación del canal de Isabel II, se construyeron canalizaciones para unir éste al parque, y son sus aguas las que en la actualidad se utilizan.Por los valles citados transcurren varios arroyos hasta su desembocadura en el Manzanares. La mayoría de ellos son estacionales y nacidos dentro del parque. Sólo dos de estos arroyos, que se originan más al oeste, tienen permanentemente agua: el de Meaques, al sur, el principal, y el de Antequina, al norte. El de Meaques presenta varias represas artificiales en su recorrido hasta la glorieta de Patines, a partir de la cual está entubado hasta su desembocadura en el Manzanares. Históricamente, el caudal de estos ríos fue mayor, produciéndose diversas avenidas que llegaron a destrozar los puentes. En 1995 fue la última de ellas.

Canalización Arroyo Meaques

Entre 1996 y 2000 se crearon catorce charcas de pequeño tamaño para aumentar la biodiversidad del parque; fueron repobladas con anfibios y peces y actualmente en ellas también se reproducen algunas aves.En cuanto a los estanques, aunque ya existió una pequeña laguna natural, la mayoría fueron creados una vez que el recinto pasó a ser posesión real en el siglo XVI. Se utilizaban para diversas funciones prácticas (reserva de agua para riego, control de las crecidas, cría de peces) y también por su valor estético y de ocio (representación de naumaquias, navegación en falúas y, en invierno, para patinar). A partir de la laguna natural antes citada, se construyó el llamado Estanque Grande, principalmente para almacenar agua. En el siglo XVII había cinco (el citado Grande y los del Norte, del Niño, de la Mujer y del Puerco). En el siglo XVIII se construyó, donde las actuales pistas de tenis, uno nuevo, el Estanque Chico, que se dedicaría posteriormente a la cría de tencas y recibiría el nombre de El Tenquero. En el siglo XIX quedaban tres y el rey Alfonso XII construyó en el Grande un embarcadero y dedicó otro para patinar, llamado desde entonces de Patines y que sería desecado tras la guerra civil. El tercero y el Grande se unieron para crear el actual lago.


Flora

Los encinares existentes actualmente son fruto de la repoblación de los últimos tiempos, aunque algunos ejemplares aislados pueden ser más antiguos (probablemente la más antigua tiene unos 250 años). En la actualidad representan el 16% de la superficie total del parque (en el siglo XIX eran el 10%), si bien no son encinares en su estado natural, sino muy condicionados por el uso intensivo del parque. 
Las encinas albergan bajo sus ramas, además de la citada retama, otras especies como espino,endrino, escaramujo, romero, tomillo, esparraguera, siempreviva, cantueso o torvisco. Los pinares se replantaron masivamente tras la Guerra Civil, que arrasó la Casa de Campo, aunque ya a mediados del siglo XIX se plantaron casi cuarenta mil y existen ejemplares de más de 200 años. Numerosos topónimos dan cuenta de la existencia de pinares desde muy antiguo.La vegetación natural de la Casa de Campo es el encinar, acompañado de arbustos, especialmente la retama

Pinar de Siete Hermanas

Sin embargo, como hemos visto, a lo largo de su historia ha experimentado una constante transformación, instalándose en algunas épocas tierras de cultivo y repoblándose en otras con distintas especies arbóreas ajenas al lugar, especialmente pinos, pero también otras como álamoscastañoschoposplátanos de sombrafresnosrobles o sauces. En el año 2002 en el inventario de arbolado se encontraban censados 686.294 ejemplares.

Cedro del Reservado

Junto a los arroyos se dio una vegetación típica de ribera, con fresnos, chopos, olmos, sauces, alisossargas y mimbrerastaray... Sin embargo, al ser precisamente estas zonas las más utilizadas por el ser humano ya desde la prehistoria, su vegetación ha variado mucho. Los álamos, blancos y negros, formaban hace siglos extensas alamedas con árboles de gran altura que proporcionaban sombra, pero hoy en día sólo se presentan aislados. Uno de estos árboles, de grandes dimensiones y que ya no existe, dio nombre al puente del Álamo Negro y, junto al lago, un paseo conserva el nombre de Paseo de los Chopos.

Encina del Puente de Hierro

Por su parte, los pocos alisos que quedaban desaparecieron con las inundaciones de 1995. En cuanto al taray, cerca del lago pervive un ejemplar de 250 años de antigüedad. La mayoría de los olmos ha desaparecido debido a la grafiosis. Sin embargo, sí hay varios ejemplares de fresnos en el valle del Meaques. Junto a los arroyos también hay que destacar la presencia de zarzas, que han dado nombre al arroyo de la Zarza y a la zona del Zarzón. Entre las especies de árboles introducidas cabe destacar el roble, el plátano, el castaño de indias, la morera, el ailanto, la acacia, el cedro, el árbol del amor o el tejo.

Roble del Puente de Hierro

En el año 2000, 18 árboles o conjuntos de ellos fueron catalogados como árboles singulares. Se encuentran señalizados mediante unos carteles de madera que describen sus características especiales.

El Plátano Gordo

Fauna

Las principales aves de la Casa de Campo son palomas, gorriones, urracas, picos carpintero, estorninos, cotorras argentinas, carboneros, herrerillos, ruiseñores, etc.
Entre los fresnos se encuentran abubillas y cárabos y en las riberas de los arroyos, el ánade azulón o real, la gallineta común, el pato cuchara, el porrón común y la focha común, que en años recientes han recibido ejemplares para reforzar las poblaciones del parque. Entre las aves migratorias que paran momentáneamente en el parque cabe destacar: ánsar común, curruca mosquitera, papamoscas, zorzal, lavandera blanca, gaviota reidora o martín pescador. Lascotorras argentinas, introducidas por el hombre como animales de compañía, forman grandes nidos en la copa de los árboles.Entre los mamíferos cabe destacar los conejos, liebres y ardillas

Gorrión, ave común en la Casa de Campo

También hay topos, erizos, musarañas, murciélagos (común yrabudo), lirones careto y ratones. Los conejos fueron numerosísimos en siglos pasados, haciéndose cazas de miles de ejemplares para evitar que acabaran con la vegetación del campo, ya que sus depredadores naturales (zorro, turón, jineta y águila imperial ibérica) rara vez se ven por el parque, aunque sí en el cercano monte de El Pardo. También en algunas ocasiones pueden observarse jabalíes que, procedentes del citado monte, pueden llegar a penetrar en la ciudad.En la Casa de Campo se han censado 133 especies distintas de vertebrados (87 de aves, 20 de mamíferos, 14 de reptiles, seis deanfibios y otras tantas de peces). Muchos de estos animales, como en otros parques, están acostumbrados a la presencia del ser humano, del que en muchos casos admiten la comida que les ofrece.
Los principales reptiles son: lagartija (ibéricacolirrojacolilarga y cenicienta), lagarto ocelado, galápago (leproso y de florida, introducido por el hombre), salamanquesa y culebras (de cogulla y bastarda, que puede llegar a los dos metros de longitud). En cuanto a los anfibios destacan varios tipos de sapos (comúncorredor y de espuelas), la rana común, el sapillo pintojo y elgallipato.
Los peces que habitan el lago son la carpa (común y su variedad royal), el percasol, el carpín, la tenca, el barbo, el pez gato y lagambusia.
Entre los insectos destacan saltamontes y escarabajos. Mención aparte merecen los lepidópteros, que cuentan en el parque con un Centro de Divulgación y Conservación. A principios del siglo XX, en la Casa de Campo estaba representado el 30% de todas las especies de España, aunque desde entonces su número ha descendido en un 30%. En el citado centro se trabaja con 34 especies diurnas y 22 nocturnas de las más de 60 que hay actualmente en el parque.

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