Ricardo Bellver y Ramón
(Madrid, 23 de febrero de 1845 — Madrid, 20 de diciembre de 1924)
Escultor madrileño muy reconocido entre los asiduos al Parque del Retiro, pues sin duda su "Ángel Caído" a 666 metros sobre el nivel del mar, es una de las esculturas que más curiosidad y admiración suscitan en Madrid. Hoy tras 90 años de su muerte, sirva esta entrada como mi humilde homenaje a tan distinguido maestro.
Sobre su biografía...
Nació en el nº 23 de la madrileña Calle del Cardenal Cisneros. Recibió sus primeras enseñanzas artísticas de la mano de su padre, el valenciano y también escultor Francisco Bellver y Collazos. Fue alumno en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde obtuvo varios premios en las categorías de Anatomía Pictórica y de Dibujo del Antiguo, Natural y Paños.
Desde los 17 años (1862) participó en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes. En la edición de 1867 empezó a tener reconocimiento en el mundo del arte, al recibir la Mención Honorífica de Primera Clase por un grupo escultórico en yeso llamado La Virgen con su Hijo en el regazo.
En 1874 ganó, mediante oposición, una plaza de pensionado de número para completar su formación en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, a donde partió en 1875. En su primer año realizó un busto en yeso del Gran Capitán, copia de una talla de madera del siglo XVI de Diego de Siloé. También en 1875, participó en la Exposición Internacional de Bellas Artes de París con una estatuilla en bronce del torero Lagartijo. Del segundo año es su bajorrelieve Entierro de Santa Inés, que se encuentra actualmente en la escalera del coro de la Basílica de San Francisco el Grande de Madrid.
Ricardo Bellver |
En 1877, su tercer año como pensionado en la capital italiana, realizó en yeso su obra más célebre: El Ángel Caído, inspirada en unos versos de El paraíso perdido de Milton. Un año después la presentó a la Exposición Nacional de Bellas Artes (celebrada en Madrid), donde obtuvo con ella la Primera Medalla. Ese mismo año se hizo una fundición en bronce para la Exposición Universal de París. Se trata de una escultura de indudable originalidad, que fue adquirida por el Estado y pasó a formar parte de la colección delMuseo Nacional del Prado. En 1879 su director, Benito Soriano Murillo, sugirió exponerla al aire libre, y por ello se cedió al Ayuntamiento de Madrid. Desde 1885 decora, en lo alto de una fuente, la plaza homónima del Parque del Buen Retiro.
Otros trabajos destacados de Bellver son el sepulcro en mármol del arzobispo de Sevilla para la catedral de dicha ciudad (1880); la Asunción de la Virgen (1885, relieve en piedra en el mismo lugar); el monumento a Juan Sebastián Elcano (mármol, 1881, Guetaria), el monumento funerario de Goya, Meléndez Valdés y Donoso Cortés (1887, junto con Joaquín de la Concha Alcalde, en Madrid); el sepulcro del Cardenal Silíceo (Colegio de Doncellas Nobles, Toledo); y un escudo para el Ministerio de Fomento (1897).
La crítica de su tiempo acogió muy favorablemente las obras de Bellver, que fue nombrado académico y acabó como director de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid.
Monumento al Ángel Caído. 1877
Se
trata de un gran monumento, de rarísima temática, centrado en la figura de
Lucifer, el ángel caído, en el momento en el que el espíritu del mal se le
introduce en el cuerpo, representado éste en forma de serpiente.
Fue donado por
la Corona a la Villa de Madrid para su ornamentación, si bien con la condición
de que se hiciera un bello, digno y adecuado pedestal para la escultura. La
ejecución de éste corrió a cargo del arquitecto Jareño y Alarcón, quien evaluó
el proyecto, construcción, elevación y colocación de la estatua y andamios en
33.648,36 pts, siendo inaugurada en 1885 en las inmediaciones del lugar en el
que se asentaba la Fábrica de Porcelana del Buen Retiro.
El modelo de la
escultura había sido realizado por el escultor Ricardo Bellver durante su
pensionado en Roma, como un homenaje al poema épico de John Milton "El
Paraíso Perdido", siendo reconocido su mérito inmediatamente en esta
ciudad y llegando a oídos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que
propuso al ministro de Estado que se reprodujera en mármol o bronce. El rey
Alfonso XII decidió sufragar los gastos de su fundición, facilitando su
presentación en la Exposición Nacional de 1878, donde obtuvo la Medalla de
Primera Clase, y en la Universal de París del mismo año, siendo allí también
muy elogiada. Fue inaugurada en su actual ubicación por la reina regente María
Cristina de Habsburgo en 1885.
Representa
la figura completa y desnuda de un ángel desplomándose, apoyado en un tronco y
rodeado por una serpiente, con la vista mirando hacia el cielo y en el rostro
figurando la humillación y el espanto. Tiene claras influencias helenísticas,
especialmente en el grupo "Laoconte y sus hijos", por el dramatismo,
tensión y belleza anatómica, pudiéndose enmarcar su composición en la escultura
romántica. En la parte superior de la base figura la inscripción alusiva a su
fundición: Fonderie Thiébaut-Fils.
La
composición se sitúa sobre un volumen macizo de ladrillo con forma
troncopiramidal de ocho caras, en cuya basa y en cada uno de sus planos se
colocan cabezas de monstruos o demonios de los que mana agua por sus bocas, al
igual que de los dos lagartos que con sus dos patas delanteras sujetan cada uno
de aquéllos. De este modo se contabilizan hasta 24 surtidores en distintos
planos que vierten el agua a un estanque octogonal. La coronación está ornada
con motivos vegetales.
Cuenta
con un pilón poligonal de planta octogonal y delimitado por bloques moldurados
de piedra granítica, cuyo diámetro del círculo circunscrito es de 11 m,
aproximadamente.
Una
valla de cerrajería metálica de poca altura cierra el perímetro de la isla
circular ajardinada de unos 16 m de diámetro, en la que se ubica el monumento,
quedando para el cultivo la superficie existente ente aquélla y el estanque. Un
paseo rodea la isla, pavimentado con adoquines de piedra.
Ángel Caido de la Academia de BBAA
En la escalinata de entrada a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, se encuentra una réplica de esta estatua realizada por el mismo escultor. Dejo un par de fotos para dejar constancia de esta obra, realizada en 1887.
Accidente aéreo de la Calle Milaneses
Nos encontramos ante una estatua situada en lo alto del edificio de la Calle Milaneses, número 3, muy cerca de la Calle Mayor, donde lleva depositado desde el año 2005. Su difícil equilibrio suele pasar inadvertido a la gran mayoría de los viandantes y solamente unos pocos reparan en su existencia. Es entonces cuando se abre el debate: ¿y por qué está boca abajo?.
Lejos de interpretaciones luciferianas, que pudieran vincular la pieza con El Ángel Caído de El Retiro, Miguel Ángel Ruiz, su autor, habla sencillamente de un aviador distraído.
En el diario El País del 11 de agosto de 2007, el escultor cuenta la historia de esta distracción: "hace 10.000 años, un hombre alado sale a dar una vuelta, y al volver, volando tranquilamente de espaldas, mientras toma el sol, no se percata de que, en el prado que aterriza siempre, ha crecido toda una ciudad". Para Ruiz, se trata de "una escultura del despiste".
La obra es de bronce, con pátina de cobre, y pesa más de 300 kilos. Se titula Accidente aéreo, circunstancia que el autor remarcó retorciendo, a modo de fractura, las extremidades de su hombre alado.
Y para terminar el artículo os recomiendo un enlace al blog de Titinet, De Rebus Matritensis, donde encontraréis una entrada muy interesante, titulada "Lucifer esta empadronado en Madrid".
El escultor es libre de imaginar lo que quiera, pero la obra no es otra cosa que la representación del conocido Mito de Ícaro.
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