En pleno corazón del Madrid de los Austrias, se encuentra el aclamado Mercado de San Miguel, y hoy se cumplen nada más y nada menos que 100 años de su inauguración. Dedicamos esta entrada a conocer su historia y evolución.
En sus orígenes, el solar ocupado por el mercado fue el emplazamiento de la iglesia parroquial de San Miguel de los Octoes, lugar donde fue bautizado Lope de Vega. Si bien no se sabe si el edificio era el original, la parroquia ya existía a principios del siglo XIII, tal y como menciona el fuero de Madrid de 1202.
Toda la zona, con el templo incluido, fue arrasada por un terrible incendio ocurrido en 1790. A pesar de ser rehabilitado, su estado siguió siendo preocupante, hasta tal punto que en el año 1804 Juan de Villanueva recomendó su demolición. La demolición se efectuó el 28 de noviembre de 1809 por orden del rey José I Bonaparte, dentro de su política de apertura de espacios en el casco urbano de Madrid. El solar se transformó en una plaza pública en la que se celebraba un mercado de productos perecederos, para lo que se disponían hileras de cajones de madera y tenderetes.
El economista y en su día gobernador de Madrid, D. Pascual Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España aseguraba en 1847 que el mercado callejero acogía ciento veintiocho cajones y ochenta y ocho tenderetes.
Durante la segunda mitad del siglo XIX empezaron a abrirse paso las ideas higienistas y funcionalistas de urbanistas, médicos y científicos que buscaban remediar los problemas de la suciedad e insalubridad de los mercados callejeros.
El periodista y escritor madrileño Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882), maestro de los artículos de costumbres, reflejó en numerosos escritos la penosa situación de las plazas de entonces. Además, provocaban otro grave inconveniente al interferir con el creciente tráfico rodado y peatonal de la capital, ya que los mercados atraían a nuevos vendedores y compradores que se desparramaban por las calles contiguas.
Ya en 1835 el arquitecto Joaquín Henri diseñó un proyecto, que aparecería en el Diario de Avisos de Madrid, del que sólo llegaron a construirse las portadas delanteras a fin de ocultar los cajones de los puestos de los mercados de la vista de los transeúntes. Sin embargo, no será hasta la década de 1870 cuando el ayuntamiento comienza a construir mercados cubiertos, de los que a finales de siglo ya existían cuatro, todos con estructura de hierro. Se trataba de los mercados de los Mostenses (construido en 1875), la Cebada (1875), Chamberí (1876) y la Paz (1882). A pesar de la construcción de estos nuevos mercados, seguía sin haber suficientes para atender la demanda de una ciudad en crecimiento, por lo que siguieron existiendo mercados al aire libre en las plazas públicas.
El Mercado de San Miguel fue inaugurado el 13 de mayo de 1916. Había sido construido en dos fases (la primera finalizada en 1914) para no interrumpir el funcionamiento comercial del mercado. Sus elementos más característicos son los soportes de hierro de fundición de la estructura, la composición de las cubiertas, el sistema de desagües y la crestería cerámica que corona la cubierta.
El coste de las obras fue de trescientas mil pesetas de la época. El acristalamiento exterior es posterior. San Miguel es la única muestra de su tipo que queda aún en la ciudad de la denominada arquitectura del hierro, ya que todos los mercados cubiertos construidos en el último tercio del siglo XIX fueron demolidos y, en general, sustituidos por nuevas construcciones.
En el año 1999 la Comunidad de Madrid abordó con fondos europeos y de los propios comerciantes una remodelación que ascendió a 150 millones de pesetas de la época y que devolvió al mercado su aspecto original. Sin embargo, su actividad comercial fue decayendo poco a poco ya que sus instalaciones no podían competir frente a los modernos supermercados y centros comerciales.
Para evitar su defunción, un grupo de particulares con intereses arquitectónicos, gastronómicos y pertenecientes a diferentes ámbitos culturales y sociales han formado la sociedad: El Gastrónomo de San Miguel, actual dueña mayoritaria del mercado.
Su objetivo es resucitar y mejorar su actividad tradicional creando un mercado que tiene como referencia el de La Boquería de Barcelona; con una oferta centrada en productos de gran calidad, alimentos de temporada, asesoramiento gastronómico, posibilidad de probar aquello que va a formar parte de la cesta de la compra, comer de picoteo o tomándose tiempo, con la ventaja de horarios flexibles. Dar nuevos aires a la gastronomía madrileña, española e incluso, internacional. Pero además, El Gastrónomo de San Miguel quiere formar parte de la agenda madrileña de eventos realizando diferentes actividades relacionadas con el ocio y la cultura, ayudando a revitalizar el casco antiguo de la capital. El 13 de mayo de 2009 reabrió sus puertas
Iglesia de San Miguel de los Octoes
La iglesia de San Miguel de los Octoes fue un templo de culto católico de Madrid, actualmente desaparecido. Era uno de los primitivos diez templos mencionados en el Fuero de Madrid en 1202.
Se encontraba situado en las cercanías de la Puerta de Guadalajara y de la Puerta Cerrada (muy cercano al actual Mercado de San Miguel). Se denominaba de los Octoes, para diferenciarla de la Iglesia de San Miguel de la Sagra. La iglesia se encontraba pegada a las murallas de Madrid y esta situación impedía obras de ampliación.
La iglesia se vio afectada por el gran incendio de la Plaza Mayor en 1790. A pesar de ser restaurada, durante las reformas urbanísticas de José I, fue derribado el templo, quedando en su lugar el espacio de la Plaza de San Miguel.
Sobre los comienzos de este templo, bien sea en forma de parroquia o de ermita, se sabe poco. Se tiene la certeza de que la primera advocación era dedicada a San Marcos y en honor a él, el día 25 de abril, se celebraba una procesión. Este ritual se mantuvo activo hasta los Reyes Católicos. La denominación "Octoes" causa discusión en los diversos estudiosos, Gómez Iglesias cree que la palabra "octoes" una grafía arbitraria, cuyo origen seria el «auctores» latino, con el sentido de garantes o conjuradores, por ser iglesia juradera. Otros autores opinan que Octoes era el apellido de la familia patrocinadora de la parroquia en sus primeros instantes. Desde el siglo XV la parroquia conformaba el denominado barrio de San Miguel.
En el siglo XVI afronta diversas reformas, pero su linde a la muralla evita que se hagan las pertinentes reformas. En 1566 debido a las incesantes peticiones de reforma del enorno de la parroquia, Francisco Zapata y Cisneros ordena el derribo de las murallas circundantes con el objeto de poder edificar en el espacio circundante su propia vivienda. La familia Zapata ejercía influencia en el barrio de San Miguel y algunos de los miembros de su familia se encontraban enterrados en las capillas de la iglesia. El derribo de ciertas partes de la muralla hace que en 1585 ya se mencione la plazilla de San Miguel como lugar de venta de verduras y pescado. En el siglo XVII sufre la iglesia nuevas reformas, habiéndose desplomado la Capilla de los Zapatas, se inicia la construcción de una nueva Capilla Mayor. El pintor Andrés López Polanco solicitó ser enterrado en este templo.
La ubicación exacta de la iglesia se puede saber por su aparición en el plano de Texeira. La construcción en las cercanías de la Plaza Mayor le afectó, llegando a ser pasto del incendio que ocurrió en la plaza en 1790. La iglesia sufrió daños irreparables en su armadura y en el retablo. La reedificación se concede el 27 de octubre de 1798.
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