Autogiro Pitcairn PCA-2, construido en Estados Unidos bajo licencia de Juan de la Cierva. |
Juan de la Cierva y Codorníu
(Murcia, España, 21 de septiembre de 1895 – Croydon, Reino Unido, 9 de
diciembre de 1936) fue un inventor y científico aeronáutico español, ingeniero
de caminos, canales y puertos y aviador. Inventó el autogiro, aparato precursor
del actual helicóptero.
Retrato de Juan de la Cierva y Codorníu. Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, Eulogia Merle. |
Hijo del abogado criminalista,
político y empresario Juan de la Cierva y Peñafiel, que llegó a ser ministro en
varias ocasiones y alcalde de Murcia, y de María Codorníu Bosch. Su abuelo
materno fue el destacado ingeniero de montes Ricardo Codorníu. Desde su
infancia destacó su interés por el mundo de la aviación, y junto a su amigo
Tomás de Martín-Barbadillo construyó pequeños modelos capaces de volar.
Su aportación al helicóptero
Los hermanos Wright inventaron la
máquina voladora, la aeronave de alas fijadas al fuselaje que se llamó
aeroplano, y que es el origen de los actuales aviones.
Juan de la Cierva inventó una
aeronave que en vez de alas fijas tenía un rotor que sustentaba el aparato en
el aire, y además permitía dirigir su vuelo. La llamó Autogiro y es el origen
de los actuales helicópteros.
Los primeros helicópteros volaron
con el rotor y los mecanismos de control de vuelo inventados por Juan de la
Cierva, utilizaron sus patentes y pagaron los correspondientes derechos. Los
actuales helicópteros siguen estando basados en los métodos ideados y desarrollados
por Juan de la Cierva.
Aunque su aportación a la
aeronáutica es de gran trascendencia y en el Reino Unido y en los Estados Unidos
su nombre figura entre los de los grandes creadores de la navegación aérea, Juan
de la Cierva no es "profeta en su tierra".
Biografía
Inició sus estudios en el Instituto
general y técnico de Murcia y pasó después a Madrid, donde cursó en la Escuela
de ingenieros de caminos, canales y puertos. Su gran interés por la aeronáutica
hizo que incluso cuando estaba estudiando ingeniería, continuara con sus
estudios sobre aeronáutica en su tiempo libre siguiendo los trabajos de F. W.
Lanchester y N. Jonkowski.
Al obtener el título de ingeniero
de caminos obtuvo el de piloto aviador de primera clase y se especializó en
construcción aeronáutica. A partir de 1916 se dedicó a realizar proyectos y a construir
planeadores y aviones de ala fija.
Poco tiempo después de haber sido
creada la Escuela de aviación civil de Getafe construyó un trimotor, que fue el
primero existente en España; sin embargo, en 1919 un biplano experimental trimotor
diseñado por él se estrelló y quedó totalmente destruido al tomar tierra. Este
accidente indujo a Cierva a revisar todos los estudios de la aviación con el
fin de hallar un sistema de vuelo que, conservando las ventajas del aeroplano,
eliminase sus principales inconvenientes; así llegó a la conclusión de que era
preciso remplazar el avión de ala fija, cuya sustentación depende directamente
de la velocidad de traslación, por un aparato que, aún sin avanzar, dispusiera
de sustentación suficiente.
Cierva C.30 |
Pensó entonces en un sustentador
giratorio y ésta fue la génesis del autogiro. Las primeras pruebas fracasaron;
dos “saltamontes monstruosos”, según la expresión del propio de la Cierva,
constituyeron los primeros modelos experimentales del autogiro, con ninguno de
los cuales pudo volar su inventor.
Cierva C.30 en el Museo Imperial de la Guerra. |
Tras este fracaso inicial empezó
a ensayar con maquetas y, en enero de 1923, se elevó por vez primera su autogiro
en el aeródromo de Getafe. El motor ponía en movimiento una hélice tractora
delantera, semejante a la de un avión ordinario, y la acción del viento
resultante del desplazamiento del aparato hacía girar las palas sustentadoras
alrededor de su eje vertical.
Réplica del Cierva C.6 en el Museo del Aire en Cuatro Vientos (Madrid). Primer vuelo 24 marzo de 1924 |
En 1924 consiguió volar 12 Km. a
100 m de altura. Después de este éxito, el autogiro fue llevado a Gran Bretaña
por su inventor, en octubre de 1925, a petición de la dirección de investigación
científica del ministerio del Aire británico.
Cierva C.6 en vuelo |
A estas demostraciones en Gran Bretaña
siguieron otras en Francia, Italia, Alemania y EE.UU., cuyos respectivos
gobiernos se interesaron por el invento de Cierva. Éste constituyó en Gran
Bretaña, para el desarrollo del autogiro, la sociedad The autogiro company, y
posteriormente se formó otra en E.U.A., denominada The autogiro company of
America, reservándose el inventor la exclusiva propiedad sus patentes para
España. En 1928 el Aeroclub de Francia otorgó a Cierva el premio Lahn, por el
vuelo Londres-París, que efectuó pilotando uno de sus modelos de autogiro.
1934. Despliegue del autogiro La Cierva desde el porta-hidros en Valencia |
Llegó a construir hasta ciento
veinte prototipos diferentes, introduciendo constantes mejoras en su invento,
tales como el arranque y giro del rotor de sustentación por medio del motor del
aparato, y sucesivas simplificaciones que le permitieron obtener, en 1934, el
despegue vertical sin necesidad de pistas. Este mismo año llevó a cabo el vuelo
de Gran Bretaña a España y regresó, con ocasión del cual efectuó con pleno
éxito en Valencia la maniobra de descenso y despegue en la cubierta del
portaaviones Dedalo.
El autogiro de Juan de la Cierva sobrevuela el primer estadio de Wembley, en 1935 |
En 1936, se trasladó a Gran
Bretaña, formando parte de una comisión del ministerio del Aire británico, para
realizar las pruebas de un nuevo modelo de autogiro. Allí le sorprendió la
guerra civil española y en diciembre del mismo año, la muerte prematura, en un
accidente ocurrido en el aeropuerto de Croydon, al chocar con un cable, a poco
de iniciarse el despegue, el avión de transporte en que había tomado pasaje con
destino a Ámsterdam.
Juan de la Cierva sobre su autogiro |
En 1946 fueron enterrados sus
restos en Madrid, y en 1954 se le concedió con carácter póstumo el título de
conde de la Cierva. Sin embargo, no vivió lo suficiente para ver su autogiro
convertido en helicóptero.
La memoria de Juan de la Cierva hoy
Desde el año 2001 el Ministerio
de Educación y Ciencia de España otorga el Premio Nacional de Investigación
Juan de la Cierva dedicado a la transferencia de tecnología. El objetivo de los
Premios Nacionales de Investigación es el reconocimiento de los méritos de los
científicos o investigadores españoles que realizan «una gran labor destacada
en campos científicos de relevancia internacional, y que contribuyan al avance
de la ciencia, al mejor conocimiento del hombre y su convivencia, a la
transferencia de tecnología y al progreso de la Humanidad».
Catedrático de la US Alfonso Gañán, ganador del Premio Nacional de Investigación 'Juan de la Cierva' |
Además del premio nacional de
investigación que lleva su nombre, en 2004 el Ministerio de Educación y Ciencia
de España inició un programa de contratación de investigadores doctores bajo el
nombre de Programa Juan de la Cierva, gracias al cual centenares de
investigadores españoles y extranjeros desarrollan su actividad.
La memoria de Juan de la Cierva
se mantiene viva en varias ciudades con las que tuvo relación:
En Getafe existe un barrio con su
nombre y en él una estación de la Línea 12 del Metro de Madrid, denominada
también estación de Juan de la Cierva y en la que se pueden encontrar motivos
ornamentales en recuerdo al inventor del autogiro. No lejos de la estación está
el Estadio Juan de la Cierva, escenario habitual de conciertos.
En Tetuán, en Marruecos, hay un
instituto español de formación profesional con el nombre de Juan de la Cierva.
En Murcia, hay un monumento en su
honor.
Monumento en honor a Juan de la Cierva en Murcia |
En La Felguera, Asturias, hay una
calle que lleva su nombre.
En Arganda del Rey, Madrid, hay
una plaza y una calle con su nombre.
En La Coruña, Galicia, hay una
calle que lleva su nombre.
En Mataró, Cataluña, hay una
calle que lleva su nombre.
En Cádiz, Andalucía, hay una
plaza que lleva el nombre de Glorieta Ingeniero La Cierva
En Cartagena es famoso el Pastel
de Cierva, cuya receta se elaboró en honor de su padre Juan de La Cierva
Peñafiel y se puede encontrar en cualquier pastelería de la comarca que se
precie.
En Lorquí (Región de Murcia) está
el Estadio Municipal Juan de la Cierva, donde disputa sus encuentros el Club de
Fútbol Atlético Ciudad.
Estadio Municipal Juan de la Cierva |
En la ETS de Ingenieros
Aeronáuticos de la Universidad Politécnica de Madrid, el salón de actos
principal se denomina Juan de la Cierva.
El Colegio de Ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos ha propuesto que el futuro Aeropuerto Internacional
de la Región de Murcia sea denominado Aeropuerto Internacional Juan de la
Cierva.
En Madrid, Murcia, Málaga,
Getafe, Vélez-Málaga, Totana y Puente Genil hay Institutos de Educación
Secundaria que llevan el nombre de Juan de la Cierva.
El autogiro
El Autogiro es una aeronave
híbrida entre el aeroplano y el helicóptero. Como el aeroplano es propulsado
por una hélice, pero en vez de alas tiene un rotor como el helicóptero, sin
embargo el rotor del autogiro no está conectado al motor como el del
helicóptero, gira libremente impulsado por el aire, "autogira".
El Autogiro es extraordinariamente
seguro ya que si se para el motor en vuelo lógicamente empieza a descender,
pero cuanto más deprisa baja a mayor velocidad giran las aspas y mayor es la
fuerza de sustentación que generan, el peso y la sustentación se equilibran y
el aparato desciende suavemente.
Cierva C.8 en Berlín en septiembre de 1930 |
El helicóptero no tiene en
principio esta ventaja, aunque por razones de seguridad la heredó del autogiro
y en caso de parada del motor se puede poner el rotor en autorrotación mediante
una maniobra que no resulta sencilla y que requiere una cierta altura mínima.
El autogiro puede volar más despacio que un hombre corriendo pero no puede
detenerse en el aire como el helicóptero, aunque le aventaja en velocidad
máxima de vuelo. Puede aterrizar en vertical y los modelos más avanzados también
pueden despegar en vertical de forma parecida pero no igual a como lo hace un helicóptero.
El autogiro es mecánicamente más sencillo que el helicóptero y por tanto más barato,
consume menos combustible y es más fácil de pilotar.
Aunque el primer aeroplano lo
construyeron y probaron los hermanos Wright en 1.903, no dieron a conocer su
invento hasta 1.908, cuando Juan de la Cierva tenía ya trece años. El 11 de
febrero de 1.910 el aviador Julien Mamet realizó la primera exhibición aérea en
Barcelona, después fue a Madrid donde repetió su hazaña el 23 de marzo; entre
los espectadores no podía faltar el joven Juan de la Cierva que residía con su
familia en esa ciudad. Él y dos amigos de su edad empezaron en otoño del año
siguiente una quimera, la construcción de su propio aeroplano que pintaron de
rojo y al que bautizaron como BCD.1 por las iniciales de sus apellidos,
Barcala, Cierva y Díaz.
BCD-1 Cangrejo |
El "cangrejo" como lo
apodaron fue volado en agosto de 1.912 por el aviador francés Jean Mauvais en
el aeródromo de Cuatro Vientos, Madrid. Para sorpresa de todos, aquel biplano construido
por unos muchachos de dieciséis años era el primer avión español que volaba bien.
Entusiasmados por el éxito construyeron un monoplano, el BCD.2 que ya no voló
tan bien como el cangrejo.
La Cierva y Barcala se
matricularon en la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid, Barcala se
olvidó de las construcciones aeronáuticas, no así Juan, que antes de acabar la carrera
se presentó a un concurso convocado en 1.918 por el gobierno para proveer a la naciente
aviación militar de aparatos españoles, nada menos que con un bombardero
trimotor, que fue construido y financiado por don Juan Vitórica. Este enorme
biplano fue volado en junio de 1.919 por el capitán Julio Ríos, pero con tan
poca fortuna que en el segundo vuelo se estrelló y aunque el piloto resultó
sólo levemente contusionado, el avión quedó destrozado.
Juan de la Cierva, fuertemente
impresionado por el accidente empezó a trabajar en el proyecto de una aeronave
más segura que en vez de alas fijas tendría alas giratorias –rotory que
llamaría Autogiro, nombre que registró y con el que todavía es conocida esta
aeronave en todo el mundo.
Después de tres años de trabajo,
muchos fracasos y una fortuna invertida en tres prototipos, el 17 de enero de
1.923, vio cómo su cuarto prototipo de autogiro, el C.4, pilotado por el
teniente don Alejandro Gómez Spencer despegaba por vez primera en el aeródromo
de Getafe (Madrid) y volaba satisfactoriamente.
Sólo veinte años después de la
invención del avión - o aeroplano como se llamó entonces – por los hermanos
Wright en los Estados Unidos, el ingeniero español Juan de la Cierva Codorníu creaba
una nueva forma de volar más segura que abriría definitivamente el camino al helicóptero,
que todavía tardaría dos décadas en ser una realidad.
Focke-Wulf C.20 (licencia la Cierva C.19) |
De la Cierva consiguió el apoyo
de Aviación Militar que construyó dos nuevos aparatos de la serie C.6, con el
primero de los cuales el 12 de diciembre de 1.924 el capitán Joaquín Loriga realizó
el primer vuelo entre aeropuertos de un autogiro, de Cuatro Vientos a Getafe.
La ayuda prestada por Aviación Militar resultaba necesaria pero insuficiente
para desarrollar el Autogiro por lo que Juan de la Cierva buscó el apoyo de
financieros y empresarios, pero al no lograrlo aquí se trasladó en barco con el
autogiro C.6bis al Reino Unido, donde fueron realizadas varias exhibiciones
ante el Secretario de Estado del Aire Sir Samuel Hoare y otras personalidades
que quedaban asombradas cuando veían volar despacio al autogiro y descender
casi en vertical, a veces con el motor parado. Una espectadora de excepción fue
la Reina Victoria Eugenia de España, de visita en Londres por aquellas fechas.
Autogiro sobrevolando la Gran Vía madrileña |
Con uno de los autogiros
fabricados en Inglaterra, el C.8 Mark II, el 18 de setiembre de 1.928 Juan de
la Cierva voló de Londres a París con el francés Henri Bouché, director de la revista
L'Aéronautique como pasajero. Era el mismo vuelo, pero en sentido contrario,
que había realizado el 25 de julio de 1.909 Louis Blériot. Este vuelo que se
prolongaría hasta Bruselas, Berlín y Roterdam con varias escalas en otras ciudades
demostró las posibilidades del autogiro, lo dio a conocer a toda Europa y proporcionó
gran popularidad a de la Cierva.
Entre tanto seguían los trabajos
de desarrollo del autogiro también en España. Con una asignación pública de
200.000 pesetas, los Talleres Loring de Madrid construyeron dos prototipos; con el
segundo, llamado C.12, el 11 de julio de 1.929 el piloto de pruebas de Loring capitán
Luis Rambaud batió el record de distancia con rotor volando de Madrid a Lisboa
sin escalas.
Autogiro C-30 sobrevolando Madrid |
El nacimiento de los helicópteros
propició el declive de los autogiros hasta su práctica desaparición, aunque en
tiempos más recientes ha habido un cierto resurgir entre la aviación deportiva,
tanto por iniciativas comerciales como por aficionados que construyen sus
propios autogiros.
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