José del Castillo fue un pintor español que comenzó
sus estudios con José Romero y consiguió la protección de José de
Carvajal y Lancaster, primer ministro de Fernando VI.
José de Carvajal y Lancaster. Pintado por Andrés de la Calleja |
Éste le costeó en 1751 un
viaje a Roma para estudiar con Corrado Giaquinto. Siguió trabajando junto a su
maestro italiano, cuando ambos se instalaron en Madrid en 1753, y participó con
éxito en los certámenes de la recién creada Academia de San Fernando. Como
becario de la institución madrileña regresó a Roma de 1757 a 1764. De esta
época conserva el Museo del Prado el curioso Cuaderno de Italia, con apuntes de lo
visto y creado entre 1761 y 1762. Antes de volver a España visitó en compañía
de Juan de Villanueva las pinturas de Herculano. Completada su formación,
solicitó trabajo en la corte y se incorporó a la Real Fábrica de Tapices de
Santa Bárbara.
La Pradera de San Isidro. José del Castillo |
Bajo la dirección de Anton Raphael Mengs realizó cartones,
copiando primero composiciones de Luca Giordano y Giaquinto. En obras posteriores
creó invenciones propias con cacerías y asuntos populares, inspirados en la
vida cotidiana madrileña, entre ellos muchos de tema infantil. Los cartones,
alegres y coloristas, se pueblan de tipos castizos junto a otros de clases más
refinadas, que recuerdan estilísticamente los primeros cartones de Francisco de Goya y Lucientes.
Muchachos jugando al boliche. José del Castillo |
Castillo logra composiciones sólidas que demuestran su dominio del dibujo y su sentido del
espacio. Además de sus proyectos en la manufactura de tapices trabajó, junto
con Andrés de la Calleja, en la restauración de las bóvedas de Luca Giordano
del Casón del Buen Retiro.
Un paseo a la orilla del estanque del Retiro. José del Castillo |
En 1780 entregó dibujos para la ilustración de la edición de "El Quijote", que preparaba la Real Academia Española. Un
lustro después logró el nombramiento de académico de mérito de la Real Academia
de Bellas Artes de San Fernando, hasta convertirse en 1788 en teniente director
de pintura. Castillo realizó un número considerable de pinturas de asuntos
alegóricos y religiosos. Uno de los ejemplos más ambiciosos es "El Abrazo de Santo Domingo y San Francisco", que forma parte del conjunto de cuadros que
decoran la iglesia de San Francisco el Grande en Madrid, encomendados por
Carlos III a diversos artistas, entre ellos Francisco Bayeu y Francisco de
Goya. En su obra religiosa Castillo oscila entre el rococó, elegante y grácil,
que había aprendido de su maestro Giaquinto, y el estilo neoclásico impuesto
por Mengs.
No hay comentarios:
Publicar un comentario