Picasso en Madrid
Lápida Calle San Pedro Mártir, 5
Coincidiendo con el aniversario del primer centenario de su nacimiento, el Ayuntamiento de Madrid encargó a la ceramista Lola Gil, la realizaron de cuatro escenas inspiradas en varias pinturas del artista, para instalarlas en la fachada, en los huecos de ventana en la casa donde vivió durante su estancia en Madrid, de la calle de San Pedro Mártir. Se inauguraron el 25 de octubre de 1981.
Cuatro paneles cerámicos realizados por Lola Gil, inspirados en varias pinturas del artista, ocupando los cuatros huecos fingidos de la esquina de la finca , uno por cada piso, en el inmueble de la calle San Pedro Mártir esquina a la calle Cabeza. En el del primer piso lleva la inscripción: 25 DE OCTUBRE DE 1981 / EN EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO / MADRID RECUERDA / A / PABLO RUIZ PICASSO / VECINO DE ESTA CASA / EN 1897 Y 1898 / LOLA GIL, firmada la del primer piso en el ángulo inferior derecho, la del segundo piso en el lado izquierdo. Realizado en material cerámico, azulejos pintados. Tres paneles de 3,2 x 1,4 m. y uno de 1,6 x 1,4 m.
Monumento Plaza Pablo Ruiz Picasso
La idea de realizar este monumento proviene del momento en que se decició dedicar, el 25 de abril de 1980, la plaza de entrada al complejo AZCA desde la Castellana, al célebre pintor malagueño. En principio se pensó acompañar esta iniciativa con una reproducción a gran escala de una obra de Picasso o con una obra comprada a la familia del artista, e incluso se pensó en la posibilidad de hacer un pequeño museo de escultura en el lugar, al modo en que se hizo el de el cruce de la Castellana con el paseo del Cisne, pero todas estas iniciativas quedaron olvidadas.
El diseño y la obra fueron realizados por el arquitecto Joaquín Roldán con gran celeridad, mediante un sistema de seis placas de hormigón realizadas en taller y ensambladas in situ, durando todo el proceso doce días, de modo que se pudo inaugurar el 31 de mayo de 1980 por el entonces alcalde de Madrid, D. Enrique Tierno Galván
El arquitecto Joaquín Roldán aprovechó una jardinera hexagonal existente, para levantar sobre ella un prisma hexagonal compuesto por seis placas grabadas de unos dos metros de altura, sobre un zócalo de hormigón de 40 cm de alto. Las placas son de dos tamaños: las que llevan la firma del pintor tienen 3,50 m de ancho, en tanto que las de los chaflanes menores, tienen 1,30 m de ancho. Todas las placas están construidas de hormigón con árido rojo de Alicante y mortero con aditivo de polvo de ladrillo, y llevan grabados los textos en hueco de notable profundidad, habiéndose empleado distintos materiales para hacer el negativo de las inscripciones: barro para la firma, escayola para la denominación y corcho para la placa de la dedicatoria.
En las tres caras grandes lleva inscrito: PLAZA DE / PABLO RUIZ PICASSO / (firma: Picasso)
En la cara menor orientada hacia la Castellana, y bajo el escudo inciso de Madrid: EL PUEBLO DE MADRID / A LA MEMORIA DE / PABLO RUIZ PICASSO / GENIO ESPAÑOL / DEL ARTE UNIVERSAL / MAYO 1980
Este elemento conmemorativo resuelve con gran dignidad una rotulación conmemorativa, dejándose llevar por las geometrías hexagonales de la urbanización que diseñó Antonio Perpiñá para este lugar, lo que hace que se integre la pieza en su espacio con gran naturalidad, no exenta de una notable visibilidad y potencia volumétrica.
Torre Picasso
Desde su construcción en 1989 Torre Picasso se ha convertido en uno de los edificios emblemáticos de Madrid. Situada en el centro del complejo Azca -la skyline madrileña- tiene 157 metros de altura y 43 plantas, lo que la convierte en el techo urbano de España. Su diseñador, Minoru Yamasaki, "padre" también de las Torres Gemelas de Nueva York, concibió el edificio basándose en la más avanzada tecnología, lo que le convierte en uno de los edificios inteligentes más eficaces de Europa. La superficie total construida es de 122.000 metros cuadrados, con 70.186 dedicados a oficinas y 7.967 a locales. Tiene cuatro sótanos de aparcamiento con más de 800 plazas. En Torre Europa, Yamasaki, al igual que en las Torres Gemelas y en los rascacielos que se construyen en los últimos 30 años, emplea una estructura muy simple que consiste básicamente en repartir las cargas que tiene que soportar el edificio, incluidos movimientos sísmicos y viento, entre un cuadrado hueco -la fachada, que se construye con columnas de acero bastante juntas- y un núcleo central también constituido por pilares de acero, relacionándose las estructuras verticales internas y externas a través de vigas horizontales en las plantas. Esta estructura debería resistir incluso el impacto de un avión y un fuego convencional durante un par de horas.
Su obra en Madrid
Mujer en azul, 1901. MNCARS |
Pintado durante una de las dos breves temporadas en que el artista malagueño permaneció en Madrid, entre finales del siglo XIX y comienzos del XX, este lienzo posee una curiosa historia. Presentado por su autor a la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901 y tras haber obtenido como único galardón una mención honorífica, Pablo Picasso optó por no pasar a recogerlo una vez finalizado el certamen. Transcurrido el tiempo, al cabo de varias décadas, la pintura fue localizada y rescatada de su olvido por Enrique Lafuente Ferrari, director a partir de 1954 del entonces denominado Museo de Arte Contemporáneo, entrando así dicha pintura a formar parte de las colecciones estatales.
El gran novelista Pío Baroja relata magistralmente en sus memorias el ambiente y la época en que el pintor realizaba este tipo de retratos femeninos: «Pablo Picasso, cuando estuvo en Madrid, había tomado un estudio hacia la calle de Zurbano, y se dedicaba a pintar de memoria figuras de mujeres de aire parisiense, con la boca redonda y roja como una oblea. Picasso era tipo de mirada aguda, con una sonrisa irónica y burlona». Precisamente una de las más bellas de esas figuras es sin duda esta anónima Mujer en azul, de ampulosa vestimenta y enigmáticos ojos.
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