domingo, 22 de marzo de 2015

22 Marzo 1848 se instala la estatua de Felipe III en la Plaza Mayor

Felipe III (1578-1621), rey de España entre 1598 y 1621, era hijo de Felipe II y su cuarta esposa, Ana de Austria. A la muerte de su padre en 1598 ocupó el trono de España y Portugal. En abril de 1599 contrajo matrimonio con su prima, Margarita de Austria, con la que tuvo ocho hijos.

Plaza Mayor en 1865

Desde el comienzo de su reinado, por su insuficiente capacidad para reinar, puso los asuntos de estado en manos de su valido, el duque de Lerma, el primero de la serie de validos que rigieron los destinos de España a lo largo del siglo XVII.



Trasladó la Corte a Valladolid entre 1601 y 1606 y, a la vuelta a Madrid en 1608, fue jurado príncipe su hijo, que había de reinar con el nombre de Felipe IV. En cuanto a la política exterior, continuó con la enemistad con los turcos, con la República de Venecia y con el Ducado de Saboya. En 1609 firmó la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos, que representaba el reconocimiento oficial de Holanda, paz que permitió al gobierno enfrentarse a los moriscos, que fueron expulsados en 1609.



En 1618 comenzó la Guerra de los Treinta Años en la que España apoyó a Fernando II de Austria en contra de Federico V, preferido por el Palatinado; este mismo año el rey sustituyó a su valido el duque de Lerma por su hijo, el duque de Uceda, aunque limitándole sus funciones. Bajo el reinado de Felipe III, continuó la hegemonía española, pero las dificultades económicas y la cesión del poder en válidos anunció el declive posterior del Imperio.



En su mandato se construyó la nueva Plaza Mayor, encargo real a Gómez de Mora, que fue terminada en dos años, y se levantaron muchos edificios religiosos que aún perduran, como el convento de monjas jerónimas Las Carboneras de 1607; el de mercedarias de Don Juan de Alarcón, de 1609; el monasterio de la Encarnación, fundación real, construido en 1611; la iglesia de San Antonio de los Portugueses y el Palacio de Uceda, hoy Capitanía General.



La estatua fue un regalo de Cosme II de Médicis, Gran Duque de Toscana, al rey. Iniciada por Juan de Bolonia en Florencia, a su muerte la terminaría su discípulo Pietro Tacca. Se utilizó como modelo el retrato que del rey realizara el pintor de cámara Juan Pantoja de la Cruz.



La estatua llegó a Madrid en 1616, acompañada de Andrés Tacca, hermano del escultor, encargado de presentarla al monarca junto a un Crucifijo de bronce, para el Monasterio de El Escorial, y de su cuñado, Antonio Guidi, responsable del traslado y de la colocación sobre el pedestal.

Fue entregada a Gómez de Mora, como arquitecto Mayor de Palacio, y se depositó en el jardín del Alcázar hasta el 2 de enero de 1617 donde se instaló delante del palacete de la Casa de Campo, en los jardines de El Reservado.



En 1809, José Bonaparte, residente en el Palacete, solicitó a Villanueva su traslado al Salón del Prado, pero éste no se llevó a efecto por los altos costes que ello conllevaba.
En 1841, Aróstegui, Procurador Síndico del Concejo, propuso el ajardinamiento de la plaza de la Constitución y la instalación de la estatua de Felipe IV, traída desde El Retiro, para lo que se crea una Comisión de Obras que no aceptó la propuesta, pero intercede para que se instale en la plaza de Oriente, con el visto bueno del Ayuntamiento.

Es en diciembre de 1846, cuando Mesonero Romanos junto a cinco concejales, solicitan a la Casa Real la instalación de la estatua de Felipe III en la Plaza Mayor, ya que bajo su reinado se construyó la misma tras el incendio de 1672. La aprobación de la reina Isabel II tiene fecha de 13 de abril y el 28 del mismo mes el Ministro de Gobernación comunica al Alcalde dicho consentimiento, reservándose para sí y sus sucesores la propiedad absoluta de dicha estatua.

El Ayuntamiento encarga al arquitecto Juan José Sánchez Pescador el pedestal y escalinata así como el desmontaje y el traslado desde la Casa de Campo el 22 de Marzo de 1848; el coste total alcanza la cifra de 367.558 reales.

El trabajo de los bajorrelieves, escudos y lápida fue un encargo municipal al escultor Sabino de Medina y la leyenda de la lápida no se aprobará hasta enero de 1849.

Con la revolución de La Gloriosa de 1868, se trasladó a los almacenes de la Villa y allí estuvo hasta que el Ayuntamiento en 1874 dispuso su traslado al centro de la plaza.

Con la proclamación de la Primera República en 1873, se desmontó del pedestal y se trasladó a los Almacenes de la Villa. Aunque se propusieron dos nuevas ubicaciones una en el Museo Arqueológico y otra en el Patio del Palacio Real, finalmente no se llevaron a cabo.

El Gobierno republicano propuso sustituirla por una Alegoría conmemorativa de los Mártires del 7 de julio de 1822, pero no se llevó a cabo y finalmente en 1875 se volvió a instalar en su primitiva ubicación.

En 1889, Segismundo Moret, presidente del Congreso, propuso colocar en su lugar un monumento alegórico a la Constitución, obra de Juan Vencell, que tampoco llegó a realizarse.

Al proclamarse la Segunda República, el 14 de abril de 1931, alguien introdujo en la boca del caballo unos petardos, lo que produjo varios desperfectos, por lo que en 1934 fue restaurada por el escultor Juan Cristóbal, quien procedió a cerrar la boca del caballo.


En mayo de 1970, y por las obras del aparcamiento subterráneo de la Plaza, se trasladó de nuevo la estatua al Parque de El Retiro, al jardín de las Estufas, hasta el 5 de junio de 1971, fecha en la que vuelve a su primitiva ubicación

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