lunes, 29 de septiembre de 2014

29 Septiembre de 1757 se consagra el templo del Real Monasterio de la Visitación (Salesas Reales)


Cuando Bárbara de Braganza llegó a ser Reina de España en 1746 decidió 
construirse un monasterio-refugio para quedar protegida de la Reina Madre, 
Isabel de Farnesio, en el caso de fallecer Fernando VI. Aquel fue concebido 
como un pequeño Mafra. Esta afirmación de Ramón Guerra de la Vega es 
compatible con un segundo propósito fundacional cual fue “traer a España a 
las monjas salesas, graves educadoras de la juventud, según el espíritu 
dulcísimo del más amable de los escritores santos, San Francisco de Sales, 
obispo de Annecy en Saboya”.

Realizadas las obras con extrema rapidez en 
1758 se instalaron en él 33 monjas y las correspondientes educandas. 
Una novicia y dos profesas, bajo la dirección de la madre Anne-Sophie de 
la Rochebardoul que sería abadesa, habían llegado a Madrid el 14 de octubre 
de 1747. La pretendienta era Margarita de Grouz y las otras dos religiosas la 
madre Ana Victoria de Oncieux y sor Mª Próspera Truchet. El conjunto que 
habitarían comprendía “un inmenso espacio de de 750.523 pies cuadrados de 
superficie y todavía se agregaron a él otras posesiones contiguas”.

Velasco Zazo estimaba que se habían gastado en su construcción 83 millones de reales.
La escritura fundacional fue aprobada por el Rey Fernando VI el 6 de 
diciembre de 1747 en el Buen Retiro. La Reina otorgó una escritura de donación 
inicial de 54.632 reales y 18 maravedises de renta anual en diferentes partidas de 
juros y dotación el 1 de junio de 1749, así como otros donativos en joyas y obras 
de arte. Expresamente Bárbara de Braganza encargó al togado del Consejo de 
Hacienda, Pedro de Mendoza, que a cargo de los impuestos de lanzas y medias 
annatas y algunas cuentas se comprase el solar y se hiciese la fábrica del edificio.




El convento fue diseñado por el francés François Carlier, aunque debido a un viaje de éste a Parma, fue Francisco Moradillo quién lo llevó a cabo, modificando incluso el proyecto original al incluir dos torres-campanario. Las obras, comenzadas en 1750, apenas duraron 7 años, inaugurándose en 1758 con solemnes ceremonias templo y convento en presencia de la reina fundadora, fallecida poco más tarde.
La muerte de la reina no supuso un cambio para el convento, que siguió contando con grandes patrocinadores que la embellecieron. Cuando en 1870 las religiosas fueron exclaustradas, el convento se destinó a Palacio de Justicia, aunque la iglesia siguió abierta al culto. En septiembre de 1891, ésta se constituyó como parroquia bajo la advocación de Santa Bárbara, en tanto las monjas con algunas piezas artísticas del viejo monasterio se establecieron en un nuevo convento en la calle de Santa Engracia, obra del marqués de Cubas.
En el siglo XX, el ya Palacio de Justicia sufrió dos grandes incendios que afectaron a las antiguas dependencias conventuales, gravemente dañado en el incendio de 1915 en el que resultaron también destruidas numerosas obras de arte depositadas por el Museo del Prado, aunque la iglesia no resultó afectada. La restauración la realizó Joaquín Rojí.
La escalinata que accede a la portada del templo fue realizada en 1930 por Miguel Durán al abrir la nueva calle Bárbara de Braganza.
En 1939, tras el final de la Guerra civil, tuvo lugar una Ceremonia religiosa especial celebrada por las autoridades de la recién instaurada Dictadura franquista, con la asistencia del mismísimo Francisco Franco y otros dignatarios. La ceremonia se celebró solo un día después del llamado "Desfile de la Victoria" y constituyó uno de los eventos que organizó el régimen para celebrar su victoria en la Guerra civil.

Plano de Chalmandrier (1761)


Para la ejecución de la obra se solicitaron planos a Juan Bautista Sachetti, arquitecto del Palacio Real, aunque finalmente se prefirieron los del francés Carlier, muy modificados por el aparejador Francisco Moradillo, quien se hizo cargo de la dirección de la obra, a quien se debe todo el segundo cuerpo, con las torres y la cúpula con su tambor. En estilo rococó, combinando las aspiraciones clásicas y la magnificencia barroca, su interior aparece decorado con bronces, mármoles y piedras multicolores cuyo elevado coste dio origen a comentarios maliciosos.



Construida en ladrillo y mampostería, su fachada principal forma un triple pórtico rematado por frontón entre dos torres cuadrangulares de un solo cuerpo. La fachada aparece ornamentada con relieves del escultor italianoJuan Domingo Olivieri, impulsor de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, y las estatuas de bulto en nichos de San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca, obra de Alfonso Giraldo Vergaz, algo posteriores a la ejecución del templo. A Olivieri pertenece también el grupo de la Sagrada Familia, originalmente en la portada del convento y trasladada al lienzo de muro que forma ángulo con la fachada de la iglesia en el atrio.
Su planta es de una sola nave con forma de cruz latina y capillas-hornacina a los lados, cubierta con bóvedas de cañón con lunetos en la nave y brazos del crucero y con cúpula sobre pechinas, tambor y linterna sobre el crucero. En su ejecución Moradillo simplificó muchas de las curvas y líneas quebradas con que había sido proyectada, atenuando el efecto rococó.


Mausoleo del rey Fernando VI
En el interior de la iglesia, uno de los más suntuosos del barroco madrileño, se conservan los monumentos funerarios de Fernando VI y Bárbara de Braganza, quienes fueron sepultados allí según sus deseos, siendo los únicos reyes de España (exceptuando a la reina María de las Mercedes de Orleans, cuyo sepulcro se encuentra en la catedral de la Almudena) que se encuentran enterrados en la capital. Los mausoleos fueron diseñados, por encargo de Carlos III,por el arquitecto Francesco Sabatini, y labrados en mármol y pórfido por los escultores Francisco Gutiérrez y Juan León respectivamente. El sepulcro de la reina no es visible desde la nave central, al estar ubicado en la Capilla del Santísimo, aunque comparte pared con el del rey, colocado en el lado de la Epístola. Enfrente de éste, en el lado del Evangelio, se halla desde 1870 el mausoleo de Leopoldo O'Donnell, esculpido en mármol de Carrara por Jerónimo Suñol.


En la nave se levantan dos grandes retablos de mármoles blancos, verdes y rosados, de aire clásico y gusto rococó, cobijando pinturas de la Sagrada Familia con santa Isabel y san Juan, obra del veronés Giambettino Cignaroli en el lado del Evangelio, y de San Francisco de Sales y Santa Juana Francisca, obra de Corrado Giaquinto en el altar que ocupa el lado de la Epístola.
Otros dos retablos semejantes se encuentran en los brazos del crucero, siendo sus pinturas obras del francés Charles Joseph Flipart el que representa a San Fernando recibiendo las llaves de Sevilla en el lado izquierdo, y de Francesco de Mura el de San Francisco Javier con Santa Bárbara, en el derecho junto al sepulcro de Fernando VI, precedido por una barandilla comulgatorio en bronce dorado también del siglo XVIII.

Interior: cúpula sobre pechinas con pinturas murales de los hermanos Luis, Alejandro y Antonio González Velázquez.
Las bóvedas se cubren con pinturas de los hermanos LuisAlejandro y Antonio González Velázquez. En ellas se representan escenas de la vida de san Francisco de Sales en la nave, y de los santos patronos de los fundadores en los brazos del crucero: San Fernando ante la Virgen y Santa Bárbara ante el Redentor. En las pechinas, los evangelistas, y en la cúpula, algo retocadas tras el incendio de 1908, con un aire más decididamente rococó, escenas de la vida de la Virgen entre guirnaldas y alegorías de las Virtudes.
La escalera de acceso al salón de plenos está coronada por frescos de escenas costumbristas pintadas por Enrique Simonet.


Plaza de la Villa de París

La Plaza de la Villa de París es una plaza situada en el distrito centro de la ciudad de Madrid, entre las calles del General Castaños, García Gutiérrez y Marqués de la Ensenada. A esta plaza da la fachada principal del Tribunal Supremo, y también un lateral de la Audiencia Nacional, que justifican el nombre del barrio (barrio de Justicia). Desde hace algunas décadas, se encuentra un aparcamiento público subterráneo bajo la plaza.



En origen, este espacio estuvo ocupado por la extensa huerta de las monjas del convento de las Salesas, más precisamente la parte dedicada a jardín que, formando parte del edificio monacal, hizo construir para su residencia su fundadora, doña Bárbara de Braganza.
La razón del nombre de esta plaza es la visita del presidente de la República francesa Émile Loubet en 1905.
Dividida la plaza en dos partes, en el centro de la de la derecha se encuentra una estatua en piedra de Colmenar del rey Fernando VI desde 1882, año en que fue trasladada desde uno de los patios de las Salesas. Obra de Juan Domingo Olivieri y ejecutada entre 1750 y 1752, estuvo primeramente destinada a la fuente de la plaza principal de Aranjuez. En el jardín de la izquierda se encuentra una estatua, análoga en proporciones y materia, que representa a Bárbara de Braganza, obra de Mariano Benlliure.

Fernando VI. Olivieri

Bárbara de Braganza. Benlliure


No hay comentarios:

Publicar un comentario